viernes, 22 de mayo de 2020

LAS LECCIONES DEL CORONAVIRUS EN LA EDUCACIÓN


Obra "El Calvario" de Rogier van der Weyden se encuentra en el Monasterio del Escorial.Óleo sobre tabla fechado entre 1457 y 1464
 Artículo publicado en la sección de opinión el viernes 22 de mayo en el priódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria

Con todo lo que hemos estado viviendo durante este confinamiento, no nos podemos quedar con la sensación de que solo ha sido una pesadilla, de la que estamos deseando despertarnos.
Me duele pensar que tanto esfuerzo y sacrificio realizado por los equipos docentes, para que los alumnos no solo pudieran seguir con el proceso de enseñanza, sino también para mantener una rutina diaria de trabajo y monitorización, nos va a quedar al final como una anécdota para que lo podamos contar a las generaciones venideras.
Estoy convencido que cada uno de nosotros hemos pensado que todo nuestro trabajo siempre se podía haber realizado de otra forma, o mejorarlo si se hubiera hecho de esta forma o de otra. Esa pregunta es la que debemos responder cada uno y aprovechar esta oportunidad para pensar que aspectos podemos mejorar o replantearnos de cara a nuestro trabajo y en nuestro caso como docentes en el futuro de la enseñanza, aprovechando esta experiencia que nadie quiso, pero que la tenemos.
Está claro que cuando consigamos vencer a esta pandemia y volver a la normalidad, yo espero que el mundo, la sociedad y la educación que nos espera, sea totalmente distinta a la que dejamos antes del 11 de marzo de 2020. Tenemos que replantearnos la forma de trabajar con los alumnos y los objetivos que pretendemos que se alcancen a lo largo de los cursos escolares en cada una de las materias y etapas. La tecnología que ya la teníamos, pero que la usábamos de una forma distinta a la empleada en la actualidad, ha venido para quedarse de forma permanente en todas las enseñanzas y de su destreza y manejo para que los alumnos mejoren su rendimiento, y aprendan lo que realmente necesitan según su proyecto educativo, eso será lo que marque la diferencia en cada uno de los centros. Ya no vale decir que en mi colegio todos tenemos portátiles, sino los proyectos que se hagan y en el uso racional que se haga para obtener el mejor rédito en la educación de cada alumno.
Independientemente de las secuelas económicas que vamos a padecer en los próximos meses, por el gran parón en la economía a nivel mundial, tenemos que tomar una postura muy seria sobre la forma de trabajar con los niños en el futuro, no será estar delante de un ordenador o un libro para cubrir lo que marca el BOE, sino que debemos redefinir las necesidades del futuro en el mundo laboral, social y cultural y ver cómo podemos aplicar todo lo que hemos aprendido de esta experiencia y también todo lo que nos gustaría mejorar en la forma de enseñar a nuestros alumnos.
Después de ver el trabajo realizado con toda la mejor intención y dedicación, está claro, que en algo nos hemos equivocado tanto las instituciones, familias como docentes, cuando no hemos sido capaces de inculcar una responsabilidad individual de forma generalizada a toda la sociedad, cuando vemos cuáles son las prioridades a nivel general y que los alumnos en esta situación de confinamiento, solo se ponían delante del ordenador (el que lo tenía), para seguir las clases, porque sus padres les obligaban a levantarse día tras día, y se ponían delante de las pantallas (los que lo hacían) de cualquier manera, o ni siquiera se ponían por comodidad para que sus profesores no los vieran, da la sensación que solo vale el aprobado y la coerción,  no el aprendizaje real para avanzar y mejorar.
Qué valores podemos transmitir a nuestros hijos, si les permitimos durante el confinamiento y fuera del mismo, que hagan lo que quieran, cuando quieran y cómo quieran, por supuesto que existen excepciones, pero por desgracia son las menos
No quiero entrar de forma profunda en las distintas normativas emanadas por las administraciones educativas para intentar remediar puntualmente este curso los resultados académicos de un sistema educativo caduco y en decadencia, que no tiene nada que ver con la realidad y la demanda de esta sociedad, las tiritas son buenas para heridas pequeñas. Para las estocadas en órganos vitales hay que operar y establecer tratamientos drásticos para que se pueda curar al paciente, no vale la pena mantener al paciente en la UCI, viendo cómo se van deteriorando los órganos hasta que muera.
Hemos aprendido mucho de esta situación nueva de confinamiento, en el ámbito docentes, hemos aprendido que “querer es poder”, si tenemos la necesidad de comunicarnos con nuestros alumnos, buscamos los medios para llegar a alcanzar nuestros objetivos. Lo importante son nuestros alumnos y su crecimiento como personas, lo que nos gustaría es que esa premisa fuera igual de importante para sus progenitores y que para educar hay que estar siempre de acuerdo los adultos y consensuar cuando se tiene capacidad de asumir responsabilidades.
También hemos podido comprobar cuáles son las limitaciones del ser humano ante situaciones extremas como ha sido este confinamiento y como reaccionamos de forma desmesurada, cuando no tenemos presente físicamente a la persona con la que puedo tener puntos de desencuentro y se llegan a perder los papeles, haciendo descalificaciones impropias y viendo fantasmas, cuando con una simple comunicación directa y efectiva, hubiera eliminado malos entendidos, este aislamiento nos ha vuelto locos a todos. La soledad e incomunicación que hemos sufrido han generado dudas, inseguridades y a veces recelos con los propios compañeros de trabajo. Que daño hacen los grupos de WhatsApp en cualquier momento y ahora más que no te dejan contrastar sus verdades malintencionadas.
Si las relaciones en el ámbito laboral en una situación normal ya son complicadas, en esta situación de confinamiento son mucho peores por la falta de accesibilidad de las personas. Realmente todo esto nos demuestra lo débiles que somos y las distintas formas de entender los valores y sus prioridades.
En una situación de crisis económica, en donde se han ido perdiendo las conquistas alcanzadas con esfuerzo y trabajo, los únicos principios que prevalecen son la supervivencia y seguridad del grupo, todo lo demás son añadidos que se irán sumando a medida que se vaya recuperando la economía.