jueves, 30 de abril de 2015

APRENDER A VIVIR EN SOCIEDAD

Madrid desde Torres Blancas obra de Antonio López (1976-1982)


Publicado hoy jueves 30 de abril, en la página 36 de la sección de Opinión en el periódico La Provincia


Al final vemos como todo está cambiando, las percepciones de las emociones buenas y de las malas, los valores y las actitudes, los niveles de exigencia y el esfuerzo, la forma de afrontar la vida y las actitudes ante la misma, etc.

Para que realmente comencemos a ver como la sociedad evoluciona positivamente hacia una humanización de nuestras relaciones, tendremos que hacer un cambio radical en la forma de educar a nuestros hijos desde casa, y no dejar que sean los profesores los únicos encargados de formar y educar a los niños y jóvenes, como si las familias estuvieran al margen de lo que realmente es imprescindible, que es ayudar a su hijos a crecer con unos principios elementales de convivencia y respeto. Los docentes ayudan a las familias para que sus hijos adquieran unas habilidades y conocimientos, pero es en el seno familiar donde se interioriza la base de lo que es la persona. De nada sirve educar a un niño para vivir en la más absoluta soledad, porque los hijos no tienen las habilidades y herramientas sociales necesarias para desenvolverse entre el resto de personas, compartiendo proyectos e ideas en común, puesto que convivir es aprender a dar y compartir.

Estamos contemplando cómo están pasando varias generaciones de personas que de forma mayoritaria, solo se preocupan de forma egoísta por su felicidad exclusivamente, y eso ha degenerado en que exista una apatía total hacia el prójimo, sin preocuparse de si sus actuaciones pueden perjudicar o dañar a segundas o terceras personas, da igual que sean amigos, familia o desconocidos. El lema que tienen grabado en su frente es “yo primero, yo segundo y yo tercero”.

Cuando la corriente filosófica del hedonismo fue formulada por los epicúreos en Grecia hacia el siglo IV antes de Cristo, no estaba previsto con el paso del tiempo, que algunos seres humanos, que en teoría tienen cubiertas todas las necesidades básicas, pudieran llegar a sobrepasar las teorías iniciales, simplemente por no utilizar los principios más básicos de razonamiento, pensando que las obligaciones y la responsabilidad vendrá con los años y quizás después de algún susto propiciado por elementos ajenos a su círculo de relación, les obligue a actuar de la forma más conveniente como un ciudadano responsable y activo.

En cierta ocasión dije que en algo nos habíamos equivocado, pero que exactamente no caía en qué, ahora me doy cuenta de lo preocupante de la situación, cuando vemos como de forma multitudinaria hay tantas personas, niños, jóvenes y mayores, que no son capaces de pensar en las consecuencias de sus actos y mostrar un total desinterés por la solidaridad, la generosidad, el respeto al trabajo de los demás, el respeto a ser diferente y que no me den la espalda, a prejuzgarme sin darme oportunidad de manifestarme como soy, y un largo etcétera.

La solución está en las manos de todos y cada una de las personas que tiene a su cargo hijos, pues de lo que hagan con ellos en su educación, con el paso de los años y en el día a día podrán recoger lo que han estado sembrando. Dejémonos de echarnos las manos a la cabeza por lo que vemos de lo que hacen nuestros hijos en casa y fuera de ella, hemos sido los padres, con la dejación de nuestras obligaciones, los que hemos permitido y consentido las conductas, actos y actuaciones con nosotros y con los demás, que jamás debían haberse permitido que los hicieran en un primer momento, y que ahora con el paso de los años es muy difícil ponerle el cascabel al gato para corregirlo.

Lo que de pequeños nos ha podido parecer que sus actos rebeldes e irrespetuosos hacia las personas de su entorno, eran algo gracioso, con el paso de los años esas actitudes degeneraron en falta de respeto, ofensas y agresividad hacia los demás, sin importarle hacia quien iba dirigido, por una falta de control personal y haberle consentido que se produjera. No podemos seguir mirando hacia el lado contrario de donde sucede lo importante, hay que implicarse y actuar de forma contundente. Lo que yo no haga en su momento para enderezar, es muy difícil que con el paso de los años vaya a venir alguien con una varita mágica para enmendarlo.
El Gran Canal de Venecia y la iglesia de Nuestra Señora de la Salute, obra de Canaletto hacia 1730

lunes, 6 de abril de 2015

OBJETIVO 2030, UNA NUEVA REFLEXIÓN SOBRE EDUCACIÓN

Cartel obra de Alfons Mucha hacia 1887


Publicado en el día 6 de abril de 2015 en la página 18 de la sección de opinión en el periódico La Provincia


Últimamente nos están llegando estudios realizados por entidades nacionales e internacionales sobre las previsiones demográficas en todos los sectores de la sociedad y sus consecuencias a medida que nos vayamos adentrando en pleno siglo XXI. Con todo este maremágnum de crisis económica y social por la que estamos pasando, a nadie de los de aquí les ha dado por pararse a pensar cuáles son las previsiones que se deben hacer de cara a los distintos sectores que mueven nuestra vida en este país, aunque si bien es cierto, que hoy en día es imposible pensar y planificar para nosotros, sin tener en cuenta lo que nos rodea, por nuestra famosa globalización, que nos ha traído muchas cosas positivas, pero también inconvenientes internos.

Con los datos que se pueden consultar en la web del Instituto Nacional de Estadística en su Proyección de la Población de España 2014 -2064, en el Estudio del Envejecimiento de la Población Mundial publicado por las Naciones Unidas y los informes de Bankia, del Banco de España sobre las proyecciones de población y de los hogares en España para el presente siglo, las perspectivas no son nada halagüeñas, puesto que de seguir las previsiones tal y como están en los próximos 15 años se van a perder un millón de habitantes y 5’6 millones en los próximos 50 años. Consecuencia de todo ello es menos población y más envejecida, retroceso de la población activa, menor capacidad de consumo y mayor tasa de dependencia. En cuanto a la situación de los jóvenes, España junto a Italia y Alemania se sitúan en 2025 por debajo de la media europea, colocándose entre los países con menor porcentaje de población menor de 15.



Como ocurre con todo en estos últimos años, también se están poniendo las cosas difíciles para la continuidad de muchos colegios, si nos paramos y atendemos a los datos demográficos mencionados de cara a los próximos años. Para empezar, desde el punto de vista demográfico, ya hemos comenzado a notar un descenso general de la población en España del 0’28 % entre los años 2013 y 2014. Lo cierto es que las previsiones que estamos manejando en estos últimos años sobre natalidad en el territorio nacional, son muy poco alentadoras, aunque particularmente en Canarias pueda darse un ligero repunte según el Instituto Nacional de Estadística. Podemos leer en la misma que en una proyección demográfica que hace sobre la estimación de la población a lo largo de este siglo son para echarse a correr, pues señala que si a 1 de enero de 2014 se habían producido un total de 401.901 nacimientos, para el año 2028 habrá una previsión de 229.279 nacimientos y posteriormente para el año 2063 será de 229.434 nacimientos.

Con esas previsiones demográficas tan negativas, todos debemos ponernos a replantear muchos de los trabajos y ocupaciones que existen en la actualidad, así como su proyección en el mundo laboral, hay que rediseñar el mapa de las profesiones de futuro, y las necesidades de las mismas, pues la previsión de pérdida de población es una evidencia que ya se está viviendo y será un auténtico problema para todos y no vemos que haya nada previsto para paliar esa situación, como siempre, nos cogen con los pantalones bajados y con la tareas sin hacer, ¡otra vez a improvisar y a tirarnos los trastos a la cabeza!

En un estudio reciente sobre las predicciones en educación para este siglo, realizadas por la WISE (World Innovation Summit for Education) plataforma internacional y multisectorial para el pensamiento creativo, el debate y la acción intencionada, que se ha consolidado como un referente mundial en nuevos enfoques de la educación, se han confeccionado estudios sobre las consecuencias que tendrán en la educación la evolución demográfica, la globalización, así como el uso de las nuevas tecnologías y la necesidad de un cambio de mentalidad en el presente siglo, haciendo hincapié en los siguientes aspectos en el ámbito educativo: en primer lugar, señala que la adquisición de conocimientos según el estudio establece que la mitad de los mismos, será suministrado por internet, y que aproximadamente cerca del 30% será dado por el colegio, el resto por otros factores, además propone que lo que más se valorará en educación serán las habilidades personales y prácticas y que los conocimientos académicos se circunscribirán a un 25% del total. Asimismo especifica que el coste de la educación será compartida, llevándose la mayor carga para los progenitores, repartiéndose el resto del mismo entre la administración pública y la empresa. Añade que como hemos venido diciendo en ocasiones anteriores, la duración del aprendizaje será para toda la vida, aunque el rol del profesor lo señala como un guía del alumno.

No hay que ser muy inteligente para ver la que se nos avecina en el campo educativo, pues con las proyecciones demográficas y las previsiones comentadas anteriormente, tienen que hacer pensar a todos los responsables en educación para reflexionar y replantearse su futuro de cara a las necesidades de ejercicio de la profesión y de las previsiones reales de los espacios necesarios para su aplicación. Se deberían crear auténticos foros de debate y consenso sobre la educación que queremos y de cómo debemos plantearla en todos los ámbitos de la misma, desde la organización de los centros, sus espacios de uso y los tiempos asignados para trabajar con los alumnos, las herramientas necesarias, las formas de trabajar con los alumnos y sus familias. Hay que hacer un auténtico planing con plazos establecidos de las necesidades reales en el campo educativo para no seguir perdiendo recursos y energías necesarias y encauzarlas en las verdaderas prioridades de aprendizaje de los alumnos para forjar la sociedad.

Cierto es que con la que nos está cayendo, mucho tiempo no hay para ver más allá de nuestras narices, pero tenemos la obligación de hacer un esfuerzo y planificar para que el sacrificio que se tenga que hacer sea más llevadero, si dosificamos la medicina a emplear con cucharillas para todos sin excepción, en vez de tener que tragarnos los cucharones unos pocos, como ha ocurrido hasta ahora, de esta forma, podría ser más llevadera la transformación y adaptación a las nuevas necesidades.
Broche obra de Rene Lalique en 1899