martes, 30 de enero de 2018

TODO PARA LOS PADRES, PERO SIN LOS PADRES

Expulsión de San Joaquín del templo. Obra de Domenico Ghirlandaio 1490. Fresco de la capilla Tornabuoni.


Publicado el 30 de enero de 2018 en la sección de opinión del periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria

Los educadores llevamos muchos años pidiendo que se tenga en cuenta de forma clara y evidente en la educación de este país, a las personas que intervenimos directamente en ella y que, por nuestra experiencia y conocimientos, podemos aportar otra visión que sirva de apoyo a la que tienen los políticos.
La realidad es que como el resto de las profesiones que tienen contacto directo con personas de un abanico amplio de edades, los docentes nos encontramos en el punto de mira de todos, de los alumnos como es lógico, porque exigimos que se esfuercen por adquirir unas capacidades y conocimientos necesarios para el futuro, y eso implica sacrificio personal y constancia, valores que están siendo denostados porque supone seguimiento en casa y eso puede “resultar muy duro” para algunas familias, que dejan de hacer lo que tienen previsto de interés exclusivo para el padre o la madre.
Hoy los niños toman determinadas decisiones que pueden llegar a ser disruptivas sin intencionalidad, para llamar la atención y que se fijen en ellos, porque en muchas ocasiones se les considera como un elemento más de la casa sin connotaciones afectivas, que pueden llegar a estorbar, porque se inmiscuyen en la vida/relación de la pareja.
Lo más lamentable es que nadie puede tirar la primera piedra, pues todos adolecen de algo cuando se trata de educar a sus hijos, siempre vamos a cojear y sobre todo cuando nos falta la humildad para reconocer los errores que cometemos, por lo que estamos condenados a repetirlos.
Todo lo que hacemos los padres delante de los hijos tiene trascendencia en casa, en la calle, en el colegio, en el ámbito privado, como en el ámbito público y social, un gesto amable, una bronca, el tiempo que dedico a la familia, lo que hablo y cuanto hablo con mis hijos, la búsqueda de tiempo para hacer mis cosas sin contar con la familia, mientras los hijos están despiertos y necesitan cariño, atención, comprensión, que se les escuche y sobre todo que entiendan que se les quiere, aunque se les llame la atención, porque se les reprende porque les queremos y son lo más importante para los padres.
Cuanta falta hace una escuela de padres, que se les diga a los progenitores lo equivocados que están cuando realizan determinadas actuaciones delante de sus hijos como son:
·         Discutir delante de ellos.
·         Cuestionar delante de los hijos cualquier aspecto relacionado con decisiones que no están conformes sobre actuaciones del colegio o cualquier docente y no docente del centro educativo en el que está su hijo.
·         Utilizar las redes sociales con otros grupos de padres plasmando información sin contrastar con las fuentes originales, para poner a la altura de betún las decisiones del colegio y a los docentes que están educando a su hijo.
·         Inmiscuirse en conflictos de niños que siempre se solucionan entre ellos en poco espacio de tiempo, generando problemas entre familias por haberse precipitado en actuaciones innecesarias entre adultos, que luego generan enfrentamientos innecesarios.
·         Sobreproteger a los hijos impidiendo que se desarrollen y evolucionen aprendiendo de sus errores y fracasos, entendiendo que esos fracasos o fallos, siempre sirven como un proceso de enseñanza personal único.
·         Estar y apoyar a los hijos cuando verdaderamente lo necesitan, queriéndoles y sabiendo poner los límites propios de cada edad.
·         Proteger a los hijos para que no sufran innecesariamente cuestiones que son decisiones de sus progenitores.
·         No utilizar a los hijos como moneda de cambio cuando los padres  deciden  por el motivo que sea separarse o divorciarse. No son cosas o animales que entran en un paquete de reparto, son personas que requieren cariño y respeto. Lo que no hagamos con ellos correctamente, pasará factura en el futuro.
·         Disfrutar de los hijos y de la familia diciéndoles realmente los sentimientos que sienten hacia los hijos y por ello no eres más débil, más bien al contrario.
Hoy en día los docentes lo tienen cada vez más complicado, porque además de intentar educar a los hijos, también hay que educar a sus padres, para que valoren el esfuerzo humano que hacen los educadores para formar y sacar hacia adelante a estos seres humanos no solo para que aprendan, sino para que también sean mejores personas.
Reconducir esta situación es compleja con el panorama nacional e internacional que tenemos, pues ni siquiera a nivel institucional existe un apoyo hacia el docente de forma clara, más bien por evitar problemas que puedan llegar a través de la amenaza de la judicialización, y le dan la razón directamente a la familia sin escuchar al docente que sufre la presión diaria de la familia con sus mensajes y amenazas.
Me preocupa a mi desde mi rincón del aula que lo siento cada día y el resto de docentes comprometidos con la educación que son la mayoría, la evolución que se está produciendo en los centros educativos, en donde hay algunos padres excesivamente protectores (en el mal sentido de la expresión), que son capaces de agredir físicamente o psicológicamente a las personas que están educando a sus hijos.
Nos debe preocupar a todos, lo que los docentes vemos en un porcentaje que va creciendo cada día desde nuestras aulas y es como vienen los niños desde casa, niños cada vez más desubicados y con un alto desarraigo hacia la necesidad del aprendizaje, porque no saben ver más allá del día a día, por lo que no saben afrontar el futuro con las herramientas mínimas.

Por desgracia cada vez aumenta el nivel de intolerancia a los toques de atención personales en los niños para corregir las equivocaciones, aunque es cierto que todavía quedan personas que son humildes y reconocen que tienen dificultades para educar a sus hijos y piden ayuda a los profesionales que están cada día con sus hijos, pero por desgracia está in crescendo los que se van al lado oscuro por ignorancia o comodidad, sin ver sus consecuencias.
Jesús entre los doctores, obra de Alberto Durero. 1506

jueves, 18 de enero de 2018

¡MI HIJO NO MIENTE!

Dña. Catalina de Austria, mujer de Juan III de Portugal. Obra de Antonio Moro 1552-1553. Museo del Prado

Publicado el jueves 18 de enero en la sección de opinión del periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria y el domingo 21 de enero en la seccion de opinion del periodico La Opinión de Tenerife.

Hay que reconducir tantas situaciones en general, que la verdad ya queda poco espacio para el asombro con lo que estamos viviendo en todos los ámbitos de la sociedad, y que tenemos que aprender a manejarnos de forma adecuada y eficaz ante estas nuevas realidades que nos van sobreviniendo. Lo que está cada vez más claro pensando en nuestro futuro, es que debemos ayudar todos a los padres y madres de las nuevas generaciones en las que sus descendientes están en edad de formarse, para que les enseñen a ser buenas personas y sepan afrontar las realidades que viven y que aprendan a discernir lo constructivo y positivo entre tantos estímulos, lo que son asuntos de niños, de los asuntos de adultos, para que dejen vivir la infancia a sus hijos con las características propias de cada edad, adaptándose a los nuevos tiempos y no se intente adelantar unas experiencias y contenidos para los que no tienen la suficiente madurez, ni comprensión.
Dentro del reino de la subjetividad en que vivimos, es lamentable cómo algunas familias toman como verdad absoluta una opinión o juicio de valor que  ha realizado su hijo menor sobre un incidente, acto o actuaciones puntuales relacionados con su educación, sin contrastar con el educador adulto, pues el niño, como menor que es, adaptará la versión de lo sucedido en función de su necesidad inmediata (evitar que le regañen en la mayoría de los casos).
Hace unos meses en una reunión con un padre, en la que se le mostraban informes contrastados de varios educadores, en el que señalaban que su hija había insultado a su tutora y a otra profesora, y el padre lejos de pedir disculpas por la conducta de su hija y de manifestar que tomaría las medidas oportunas para que no se volviera a repetir, dice que no es cierto lo que la tutora y la profesora han dicho, que él  se queda con la versión de su hijo, porque ¡su hijo no miente! De este hecho, podríamos sacar muchas lecturas relativas a la educación que están viviendo muchos hijos en sus casas, núcleo fundamental en la educación y que luego se pretende que aprendan en los centros educativos. El exceso de protección perjudica tanto a los hijos, que los resultados del mismo se verán a corto plazo como señala Javier Elzo: “El sobreproteccionismo es un modelo de familia en el que los padres colocan a sus hijos en un pedestal, los miman en exceso, deciden en todo por ellos, dificultando su necesaria autonomización y separación de los padres”   Jóvenes y valores. La clave para la sociedad del futuro. Estudio para la Obra Social de la Fundación de La Caixa.
Estamos acostumbrándonos demasiado a la mentira y a cuestionar absolutamente todo aquello que no me interesa, si está relacionado con la responsabilidad del adulto de transmitir valores como es la verdad y que además suponga dedicar un tiempo extra para educar verdaderamente a los hijos en la transparencia e inculcarles la responsabilidad de asumir los hechos cometidos por cada uno.
Tenemos que hacer desaparecer esa costumbre que se ha instaurado en nuestra sociedad alegando que todo es libertad de expresión y que todo vale, que cada persona puede expresar libremente lo que le venga en gana sin justificación, ni contrastar su afirmación, simplemente diciendo: “según mi opinión” o “a mi entender”, y terminando la conversación  cada uno: “pues eso es lo que pienso yo” y así damos por finalizado el debate. La falta de conocimiento en algunos casos, por no decir ignorancia intencionada, ha llevado a muchas personas a mantener posturas intransigentes ante evidencias por no asumir  los hechos y sus consecuencias, por la comodidad y cabezonería.
Pero ya nos hemos familiarizado con la mentira y la subjetividad engañosa a unos niveles tan altos, que intentar potenciar el valor de defender la verdad y lo objetivo, no tiene sentido y así muchas familias se lo están transmitiendo a sus hijos.
La mayoría de los modelos que estan viviendo cada día tanto las familias como sus hijos son erróneos y perjudiciales, teniendo que remarcar que esos no son el buen ejemplo de lo que queremos repetir para las futuras generaciones. Parece difícil hacer lo correcto, pero no lo es, solo es cuestión de una verdadera voluntad por querer hacer las cosas bien para el futuro de sus hijos.

Todos se llenan la boca diciendo que el futuro de una sociedad está en la educación, pero en nuestra querida España, vemos como entre todos la están matando y ella sola se está muriendo.
Retrato de Eduardo VI príncipe de Gales. Obra de Hans Holbein el Joven.