jueves, 18 de enero de 2018

¡MI HIJO NO MIENTE!

Dña. Catalina de Austria, mujer de Juan III de Portugal. Obra de Antonio Moro 1552-1553. Museo del Prado

Publicado el jueves 18 de enero en la sección de opinión del periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria y el domingo 21 de enero en la seccion de opinion del periodico La Opinión de Tenerife.

Hay que reconducir tantas situaciones en general, que la verdad ya queda poco espacio para el asombro con lo que estamos viviendo en todos los ámbitos de la sociedad, y que tenemos que aprender a manejarnos de forma adecuada y eficaz ante estas nuevas realidades que nos van sobreviniendo. Lo que está cada vez más claro pensando en nuestro futuro, es que debemos ayudar todos a los padres y madres de las nuevas generaciones en las que sus descendientes están en edad de formarse, para que les enseñen a ser buenas personas y sepan afrontar las realidades que viven y que aprendan a discernir lo constructivo y positivo entre tantos estímulos, lo que son asuntos de niños, de los asuntos de adultos, para que dejen vivir la infancia a sus hijos con las características propias de cada edad, adaptándose a los nuevos tiempos y no se intente adelantar unas experiencias y contenidos para los que no tienen la suficiente madurez, ni comprensión.
Dentro del reino de la subjetividad en que vivimos, es lamentable cómo algunas familias toman como verdad absoluta una opinión o juicio de valor que  ha realizado su hijo menor sobre un incidente, acto o actuaciones puntuales relacionados con su educación, sin contrastar con el educador adulto, pues el niño, como menor que es, adaptará la versión de lo sucedido en función de su necesidad inmediata (evitar que le regañen en la mayoría de los casos).
Hace unos meses en una reunión con un padre, en la que se le mostraban informes contrastados de varios educadores, en el que señalaban que su hija había insultado a su tutora y a otra profesora, y el padre lejos de pedir disculpas por la conducta de su hija y de manifestar que tomaría las medidas oportunas para que no se volviera a repetir, dice que no es cierto lo que la tutora y la profesora han dicho, que él  se queda con la versión de su hijo, porque ¡su hijo no miente! De este hecho, podríamos sacar muchas lecturas relativas a la educación que están viviendo muchos hijos en sus casas, núcleo fundamental en la educación y que luego se pretende que aprendan en los centros educativos. El exceso de protección perjudica tanto a los hijos, que los resultados del mismo se verán a corto plazo como señala Javier Elzo: “El sobreproteccionismo es un modelo de familia en el que los padres colocan a sus hijos en un pedestal, los miman en exceso, deciden en todo por ellos, dificultando su necesaria autonomización y separación de los padres”   Jóvenes y valores. La clave para la sociedad del futuro. Estudio para la Obra Social de la Fundación de La Caixa.
Estamos acostumbrándonos demasiado a la mentira y a cuestionar absolutamente todo aquello que no me interesa, si está relacionado con la responsabilidad del adulto de transmitir valores como es la verdad y que además suponga dedicar un tiempo extra para educar verdaderamente a los hijos en la transparencia e inculcarles la responsabilidad de asumir los hechos cometidos por cada uno.
Tenemos que hacer desaparecer esa costumbre que se ha instaurado en nuestra sociedad alegando que todo es libertad de expresión y que todo vale, que cada persona puede expresar libremente lo que le venga en gana sin justificación, ni contrastar su afirmación, simplemente diciendo: “según mi opinión” o “a mi entender”, y terminando la conversación  cada uno: “pues eso es lo que pienso yo” y así damos por finalizado el debate. La falta de conocimiento en algunos casos, por no decir ignorancia intencionada, ha llevado a muchas personas a mantener posturas intransigentes ante evidencias por no asumir  los hechos y sus consecuencias, por la comodidad y cabezonería.
Pero ya nos hemos familiarizado con la mentira y la subjetividad engañosa a unos niveles tan altos, que intentar potenciar el valor de defender la verdad y lo objetivo, no tiene sentido y así muchas familias se lo están transmitiendo a sus hijos.
La mayoría de los modelos que estan viviendo cada día tanto las familias como sus hijos son erróneos y perjudiciales, teniendo que remarcar que esos no son el buen ejemplo de lo que queremos repetir para las futuras generaciones. Parece difícil hacer lo correcto, pero no lo es, solo es cuestión de una verdadera voluntad por querer hacer las cosas bien para el futuro de sus hijos.

Todos se llenan la boca diciendo que el futuro de una sociedad está en la educación, pero en nuestra querida España, vemos como entre todos la están matando y ella sola se está muriendo.
Retrato de Eduardo VI príncipe de Gales. Obra de Hans Holbein el Joven.


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