miércoles, 12 de octubre de 2016

SI LOS PROFESORES HABLARAN


Detalle de los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida obra de Francisco de Goya y Lucientes 1798



Artículo publicado en la sección de Opinión del periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria el miércoles 12 de octubre de 2016.

Nos estamos acostumbrando por desgracia que todo vale en esta sociedad y en educación eso pasa factura a corto y largo plazo, aunque muchos no quieran darse cuenta de ello. Las familias, la sociedad, la clase política, grupos de presión económicos y sociales, etc. ponen a los docentes contra las cuerdas y en el punto de mira, queriendo hacerles responsables de que la juventud no sea como quieren o les gustaría que fueran, sin pensar que los alumnos se desenvuelven mayoritariamente en un entorno familiar determinante, además de los centros educativos, en donde aprenden por imitación.

Hace meses conocimos la noticia en prensa nacional, que un grupo de profesores de un colegio público en Madrid tenían un grupo privado de chat en el que se comunicaban y comentaban aspectos de alumnos y sus familias, del centro educativo en el que trabajaban y que se hicieron públicos, con consecuencias de traslado de destino a algunas de las personas que habían participado en dicho chat. 

Hoy desde la distancia, sin querer justificar dicho hecho, con un conocimiento más amplio y después de comprobar como prácticamente en todos los centros educativos, existen grupos de padres y madres que diariamente están haciendo comentarios de los cosas más nimias en tono despectivo y negativo de los profesores, del centro y de los servicios que ofrece el colegio a sus hijos, sin dejar títere con cabeza, cubriéndoles la impunidad de que la masa del grupo que lo alienta, aunque lo que se diga sea una mentira malintencionada, que repetida varias veces da la impresión de ser verdad cuando se incorpora el último del grupo, sin pensar en el daño que se hace y en el ejemplo que están dando a sus hijos, a los que interrogan para aportar más carnaza al chat.

Con el tiempo y la trascendencia que está tomando todo esto cada día, ya será tarde para lamentarse las familias, cuando vean con el tiempo, que sus hijos pueden ser víctimas de esos mismos chat de acoso, cuando entre los compañeros de su clase, les puedan insultar o se mofarse de algún defecto o situación puntual que le pueda resultar hiriente de forma reiterada a través de esos chats, el que se comente en público y que luego se pidan explicaciones de los modelos que han sido aprendidos en las casas. Las familias pondrán el grito en el cielo, pidiendo responsabilidades, cuando los padres con su ejemplo han estado fomentando la crítica anónima y despiadada hacia uno de los pilares de nuestra sociedad como es la educación.

En este país en el campo educativo, podríamos decir aquello de: “entre todos la mataron y ella sola se murió”. La educación es fundamental, que tan solo es valorada como se debe, por aquellos que no la poseen, la conocen y la añoran.

Hagamos un poco de ficción e imaginemos por un momento , que en esta sociedad loca que nos está tocando vivir, se les ocurriera a los docentes decir a los alumnos lo mal que están siendo educados por sus padres y las malas actuaciones puntuales que están teniendo día a día sus padres con ellos, porque no les escuchan cuando deben, porque no les atienden como debieran, ni dedican el tiempo necesario para inculcar valores y buenos hábitos de vida para que crezcan con principios positivos como personas que tienen que afrontar la vida de forma constructiva, porque se les puede decir que sus padres se preocupan más de sus intereses particulares, que en atender esos momentos importantes para sus hijos como es decirles que les quieren y que siempre estarán con ellos y un largo etcétera.

Nos echamos las manos a la cabeza, solo de pensar que alguien en quien se ha depositado la confianza para educar a sus hijos, pudiera emitir una opinión o juicio de las actuaciones que realizan hacia su hijos fuera del contexto escolar, pues llegaríamos a una guerra dialéctica que no beneficiaría a nadie, se está eliminado la comunicación verbal y directa con el uso de los chat, maleando el ambiente y generando un ambiente tóxico, que no beneficia a nadie. Si damos la vuelta a ese planteamiento, y atendemos a la realidad, vemos como desde los colegios se entregan circulares y comunicados, señalando el daño que se está haciendo con la proliferación de los chats, y el mal que están haciendo a la educación de sus hijos, tergiversando y sacando de contexto la información, amparándose en la nocturnidad y alevosía, para publicar opiniones que no son contrastadas, pero si emitidas gratuitamente, generando uno de los mayores cismas entre docentes y familias.

Si aprendiéramos a comunicarnos mejor en vez de manipular la información y se acudiera de forma inmediata al centro para hablar con la fuente, se aclararían muchas situaciones y malos ambientes que se están produciendo y que se va agrandando como una bola de nieve cuesta abajo, vivimos en la sociedad del bulo y da igual a quién afecte.

Algunos de los principios de la democracia son la libertad y la transparencia en las actuaciones y se está consiguiendo con el uso inadecuado de los chats, que aludiendo a la libertad de expresión malintencionada, se provoque a un colectivo indefenso en cuanto a respuesta inmediata, pidiendo cordura a unas familias que deben pensar más en sus hijos que en sus pasatiempos de calumniar al prójimo. Tristemente, lo que podemos comprobar definitivamente, es lo que hemos aprendido estos años de los programas de prensa rosa en televisión y otros medios, en donde la afición es despellejar a cualquiera sin verificar, y esa forma de actuar, se ha trasladado también a las relaciones de algunos grupos de familias con los docentes, a través de los distintos grupos de chats de padres y madres, que utilizan el deporte nacional de no dejar títere con cabeza.



No sabemos quién será capaz de poner el cascabel al gato en este asunto y reconducir una situación nefasta que ya está generando enfrentamientos, recelos y miedos. A los alumnos cuando hacen un uso inadecuado de los móviles en el centro, se les quita hasta que vengan sus padres. ¿Qué hacemos con los padres cuando son ellos los que hacen el uso inadecuado de los móviles?

Las muy ricas horas del Duque de Berry. Libro iluminado de 1410

domingo, 3 de abril de 2016

A VECES, EL PROBLEMA SON LOS PADRES, NO LOS HIJOS.







Retrato de Paulette Jourdain en 1919, obra de Amedeo Modigliani



Artículo publicado en la página 37 de la sección de opinión el domingo 3 de abril de 2016 en el periódico La Provincia.

Dicen que cada uno recoge en su vida lo que ha sembrado, y reciben lo que dan, sea bueno o sea malo, esta expresión la podemos aplicar a todas las actuaciones que ejercemos con las personas que están a nuestro alrededor. Por supuesto que también se extrapola al ámbito de la educación tanto en el seno familiar, como en el escolar y ciudadano, pues de lo que inculquemos en felicidad, responsabilidad, conocimientos, hábitos positivos, habilidades y destrezas sociales y personales, en gestionar las emociones y las conductas, en todos aquellos aspectos que nos sirvan para avanzar en la vida, etc… recogeremos los frutos en el futuro. Si por el contrario, hemos dejado que esas enseñanzas y aprendizajes las hagan aquellos que no deben, no saben, ni tienen que hacerlo, malo, las consecuencias las sufriremos a largo plazo.

Muchos profesionales vinculados al mundo de la educación y formación de alumnos, llevamos años insistiendo en lo equivocados que estamos con la forma en que se está educando a nuestros hijos desde el seno familiar y centros educativos. Da la impresión que saben lo que se tiene que hacer, todo el mundo lo dice, pero nadie hace nada, y ahora ¡zas!, el informe “Adolescentes con trastornos de comportamiento. ¿cómo podemos detectarlo? ¿qué se debe hacer?” realizado recientemente, por un equipo de especialistas del Hospital Materno Infantil de la Universidad de Barcelona Sant Joan de Déu publicado a nivel nacional. Dicho estudio nos abre las entrañas a todos mostrando la realidad sobre las conductas de los niños y adolescentes de forma objetiva, nos mete el dedo en la llaga, para señalarnos que no podemos esperar más en solucionar este gran problema de los trastornos de comportamiento que estamos viviendo, y que están ahí latentes con unas consecuencias gravísimas para las actuales y futuras generaciones.

Son años y años lamentándonos de situaciones puntuales que se están viviendo en las casas, en las aulas, en las calles sobre pautas de conductas y actitudes inadecuadas que están afectando ya a varias generaciones, y que rayan en la vejación, la falta de respeto, el maltrato y hasta la humillación.

Nos hemos escudado en excusas estúpidas para no atajar desde la raíz en su momento actuaciones contraproducentes de nuestros hijos, que a la postre, tendrá repercusiones en su vida futura. Las conductas que no se corrijan de pequeños, de mayores originan situaciones más graves y a veces irremediables, siendo más complicadas de erradicar.

Da la sensación que todas las advertencias son cantos al sol, que jamás tendrán respuesta, y mucho peor… que no se aplicarán las soluciones, puesto que nadie está por la labor de mover ficha en ese sentido. Nos hemos acostumbrado que sea papá Estado con sus herramientas coercitivas de fuerza, el que nos diga lo que tenemos y no tenemos que hacer mediante leyes y normas que fijan sanciones por su incumplimiento y un cuerpo policial que nos vigile para evitar las ilegalidades. Nuestras vidas se han judicializado de forma extraordinaria, todo son amenazas por un quítame de ahí esas pajas, que no ha solucionado el sentido de la razón, porque resulta que cada uno tiene su razón subjetiva.

Hoy en día, encontramos a demasiados padres haciendo dejación de sus obligaciones educativas en el seno familiar como responsables legales de sus hijos, esperando siempre que otras personas, como son los docentes, los que eduquen por ellos y sean quienes les hagan modificar las conductas y malos hábitos adquiridos en casa, pues les permiten a los hijos hacer y deshacer a su antojo sin ningún tipo de límites a sus actuaciones contrarias al sentido común necesario para el desarrollo personal y grupal.

Los padres tienen miedo a contrariar a los hijos porque piensan que no darles la razón los va a traumatizar, y les permiten acciones y actuaciones que prefieren que les corrijan otros, porque ellos ni saben, ni quieren, creyendo que evitan conflictos innecesarios en casa en ese instante, porque nunca han tenido claro lo que era el principio de autoridad y no saben fijar los límites necesarios para cada edad, consecuencia de todo ello es que nos estamos encontrando a niños que no saben superar la más mínima adversidad, y que su umbral de fracaso es nulo, puesto que se les ha dejado un camino de rosas ficticio y que no responde a la realidad, sin tener en cuenta que no se les está preparando para cuando tenga que convivir con otros iguales como él. 

Cierto es que hoy en día con las noticias que se publican, dan lugar a que se cuestionen muchas actuaciones de profesionales, dudándose de los procederes en muchos ámbitos, poniendo en tela de juicio decisiones y actuaciones que se toman en contextos determinados y ahora todo el mundo opina y sienta cátedra sobre temas que desconocen y se consideran doctores de todo.

Por otro lado, muchos docentes temen tomar las medidas necesarias de corrección de conductas en sus alumnos, que saben y corresponden en cada momento por miedo a las consecuencias, debido a la falta de apoyo que pueda tener de las personas responsables, cuando las familias comiencen a hacer ruido por defender la versión exclusiva de sus hijos y algunos profesores ante ese posible panorama, prefieren mirar para otro lado antes que iniciar un proceso en el que pierda su tiempo y se pueda llegar a situaciones humillantes para el docente, porque hay familias que “por sus hijos ma-tan”, sin pretender conocer la verdad, y escuchar de forma constructiva, porque es solo su verdad la que quieren que prevalezca.

La situación actual de nuestra sociedad, la crisis de valores que estamos arrastrando, y la nefasta coyuntura económica que llevamos padeciendo en estos últimos 20 años, han contribuido como un gran caldo de cultivo para poner nuestra sociedad patas arriba y que nadie haya sabido enderezar aquellos aspectos fundamentales que tienen que sentar las bases del futuro de nuestra sociedad. Hay que señalar también, que la clase política, tampoco haya servido mucho como modelo ciudadano ejemplarizante, en el que nos podamos reflejar los españoles.



Pensemos fríamente, ¿qué clase de modelo les estamos transmitiendo a las nuevas generaciones para perpetuar la tribu?, ¿no creen que se debería tomar alguna medida urgente que podamos aplicar todos, antes de que esto se vaya al traste? Es posible que algunos piensen que no es para tanto, y que la sangre no va a llegar al río, que al final todo se recoloca de forma natural….es posible, pero la cantidad de cadáveres que se van a dejar por el camino son muy numerosos e imposibles de recuperar.
Crispín y Scarpín, obra de Honoré Daumier entre 1858 - 1860

jueves, 10 de marzo de 2016

LA CULTURA DE TRABAJAR EN EQUIPO Y PROYECTOS.






Jardín de la Academia de España en Roma, obra realizada por Isabel Quintanilla en 1966




Artículo publicado en la página 27 de la sección de Opinión en el periódico La Provincia del día 10 de marzo de 2016.




Si hay algo indudable en estos momentos que vivimos, es que no estamos ni preparados, ni acostumbrados, ni educados en la política del diálogo y del consenso. Es lamentable comprobar como los participantes de una mesa con ideas opuestas que deben llegar a un entendimiento, por el bien común, se produce justo el efecto contrario por cuestiones que afectan más a planteamientos de intransigencia, que a la búsqueda real de soluciones que supongan puntos de encuentro. Dialogar en libertad es asumir que las ideas del contrincante pueden ser tan válidas como las tuyas, sin presuponer superioridad alguna. El rodillo se ha demostrado en nuestra historia reciente, su ineficacia cuando se intenta aplicar a las personas.

Las generaciones con responsabilidad política, económica, etc..., que hoy están intentando formar las bases para el futuro de España en un porcentaje muy alto, han sido educadas bajo planteamientos y sistemas caducos, desfasados con respecto a nuevas necesidades de trabajo y organización, que no respondían a este momento que supone una nueva visión de futuro en la que tenemos que adaptarnos a un mundo globalizado con unos planteamientos claros de tener que alcanzar un fin común constructivo. 

En educación como en tantos otros aspectos de la vida, nos hemos estado mirando el ombligo desde hace siglos, y nadie ha puesto remedio a esta situación en la que no se ha adquirido el hábito y las destrezas de trabajar en equipos con personas de diferentes intereses y que como consecuencia de todo ello surjan situaciones como las actuales, en donde cada una de las personas que componen los equipos de diálogo de los partidos políticos, intentan imponer su santa voluntad, alardeando que jamás cederán en aquellos aspectos que son símbolos representativos de su color, o de su grupo, alegando que el mensaje que las urnas les ha otorgado legaliza su representatividad y su intransigencia.

Para ver cómo hemos llegado hasta esta situación, hagamos un balance de aquellos sistemas educativos en donde, al contrario de lo que se ha estado produciendo en España, tradicionalmente han venido formando a sus generaciones con la intención de fomentar el trabajo en equipo, con proyectos que se deben alcanzar en grupos, compartiendo y debatiendo desde edades tempranas, para sacar adelante un trabajo que se les ha asignado. Nos damos cuenta que tenemos que mirar a sistemas y países que su desarrollo económico, social y cultural está en otro ámbito distinto al nuestro, tendremos que acercarnos a sistemas educativos del norte de Europa o U.S.A principalmente, para ver su evolución dentro de estas propuestas de trabajo en equipo de forma colaborativa.

Somos hijos de un sistema educativo en España, donde lo que proliferaba era la competitividad per se, inculcándonos que se debía destacar de forma individual sobre los demás, de esa forma demostrabas ser el mejor, pero realmente ¿que se conseguía con esos planteamientos con la sociedad que estamos viviendo hoy en día?, las consecuencias de futuro de esas posturas individualistas, al final se han plasmado en conseguir desconfiar de los demás, creer que solo tú podías solucionar todos los problemas, no saber delegar, ni empoderar al equipo que tiene que trabajar día a día contigo, intentando imponer tu voluntad si considerabas que tenías razón, etc…¡hemos hecho tantas cosas mal por el camino!, que desandar para aprender, muchas veces cuesta largas travesías por el desierto sin encontrar el verdadero aprendizaje, ni lugar donde aplicarlo.

Ahora comenzamos a ver como en nuestros centros educativos, llevamos unos años comprobando que hay alumnos y docentes que están aplicando nuevas metodologías colaborativas, pero su ejecución como tantas otras ha sido por imposición legal, no por convencimiento de una necesidad. Tenemos que ser conscientes, que para alcanzar las verdaderas metas educativas, hay que profundizar desde el ámbito universitario para formar a los futuros docentes, tenemos que potenciar a los educadores para que sean punteros, que vayan por delante en los avances educativos, no solo en la aplicación de los medios, sino en la forma de trabajar para conseguir hacer que los niños aprendan de otra manera distinta, interiorizando los aprendizajes, para que puedan aplicar los conocimientos de una forma más activa, participando en el proceso de aprendizaje - enseñanza y de esta forma ayudar a avanzar en el desarrollo personal y global, y no depender de las individualidades en cuanto a la forma de trabajar, sino en proyectos sólidos que están perfectamente estructurados desde las etapas de infantil hasta el mundo universitario.

No todo lo que se hace en educación puede llegar a ser bueno, aunque se aplique de forma constructiva en su momento y con una finalidad determinada, puesto que todo lo que se hace en el aula tiene sus repercusiones. Hacen falta en los centros educativos equipos docentes sólidos, estables, que se identifiquen con el proyecto del colegio, para que tanto los alumnos como sus familias puedan entender el verdadero significado de la educación, puesto que educación es todo lo que nos rodea y vivimos, la alegría, la tristeza, el dolor, el conocimiento, la violencia, los buenos hábitos, etc…. Las familias deben dejar de pensar en los colegios como guarderías, deben comenzar a verlo como un espacio vivo, creativo y de formación permanente, en donde se está gestando el futuro de sus hijos y que sin su indispensable colaboración no se podrá llegar a buen término.

Tenemos que aprender de nuestros errores y aplicar medidas correctoras que impidan la repetición de los mismos y si vemos que con la forma que se ha trabajado hasta la fecha ha generado situaciones ilógicas, pues comencemos a construir ese futuro con un gran Pacto por la Educación con profesionales, no con políticos. Las reformas no consisten solo en tapar agujeros, sino en tener visión de futuro para las generaciones venideras. Hay que crear alumnos autónomos, con autodisciplina para trabajar de forma individual y en grupo, no pensemos que por trabajar con más personas se pierde el tiempo, al contrario, a la larga se gana, porque se aprende a compartir, a escuchar, a crear y mejorar los proyectos con las aportaciones de todos, lo importante está en crear el hábito y en partir de una premisa o idea inicial, que les haga investigar y aglutinar conocimientos en favor de una meta. 



Cuando nos comunicamos en un equipo de trabajo, nos enriquecemos, repartimos funciones para poder analizar todas las posturas y sabemos que si a una reunión de trabajo se va con posturas predeterminadas intransigentes con líneas rojas que no se pueden cruzar, mejor que nos levantemos y volvamos en otro momento, cuando tengamos claro que hay que encontrar soluciones, acuerdos y no problemas que generen enfrentamientos.
Obra realizada por alumnos de 2º Grado del American School of las Palmas

jueves, 7 de enero de 2016

PREDICAR CON EL EJEMPLO

Esculturas de Fidias para el frontón del Partenón de Atenas S. V a.C.(hoy en el Museo Británico de Londres)


Artículo publicado hoy jueves 7 de enero en la página 22 de la sección de opinión en el periódico La Provincia.

Por lo que vemos en el patio, no sabemos si entramos o salimos de campaña electoral, y sinceramente creo que estamos un poco cansados de oír las mismas monsergas de siempre, por parte de personas que en gran medida han sido responsables de estar donde estamos, con sus decisiones y actuaciones en los ámbitos en los que se circunscribían. En estos últimos años, se está reclamando a los docentes en activo, que enseñen a los alumnos para que en esta situación de crisis y desempleo que se encuentran algunos millones de personas en España, les hagamos ver a los jóvenes, la realidad de lo que precisan para garantizar su futuro, teniendo que inculcar la idea casi a sangre y fuego, de una educación permanente, que se tengan que reinventar y que aprendan a buscarse nuevas formas de ingresos legales para su vida, como si ya el contemplar la situación trágica por la que están viviendo muchas de sus familias, no fuera ya un mérito suficiente el ver como sobreviven y suman días hasta que puedan atisbar una luz al final del túnel.

Sin embargo podemos contemplar, como muchas de las personas que tienen alguna responsabilidad en la dirección de los grupos humanos, bien sea en las empresas privadas o en cargos públicos que deben dirigir y organizar a trabajadores, comprobamos por desgracia, que muchos de ellos no están a la altura de las circunstancias, ni poniendo en práctica lo que predican por los cuatro costados sobre la necesidad de actualización de estrategias y aplicación de las nuevas tendencias directivas para adaptarse a las exigencias del siglo XXI, ni buscando soluciones reales a los problemas que surgen cada día, quedando todo en demagogia.

Ciertamente la sociedad ha evolucionado en estos últimos 20 años a unos pasos agigantados, y la realidad es que las personas para seguir trabajando, debemos estar en formación continua, con los problemas lógicos de adaptación a las novedades, si además con ello nos supone algún tipo de sacrificio bien sea económico, o de más esfuerzo personal, teniendo que actualizarnos para no perder el tren del mundo laboral, porque los que vienen detrás pisan fuerte, y sus condiciones son mucho más bajas, que las que nos propusieron en el inicio. Lo que observamos, es que ya nada está garantizado de por vida. Está claro, que el nivel vida que tuvimos hace años y las prestaciones sociales de calidad que disfrutamos, es manifiesto y notorio, que ya no volverán. Como escuché hace poco decir al Gran Wyoming hablando sobre la situación que les espera a nuestros hijos, en una entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo, dijo lo siguiente: “es la primera vez en la historia, que las generaciones venideras, tendrán peor nivel de vida que las anteriores”, lo lamentable de esa afirmación es que por triste y dura que nos parezca, es real y muy difícil de rebatir.

Caminamos por senderos con muchas incertidumbres en cuanto al terreno por el que pisamos y a los posibles destinos a los que podemos llegar, cierto…, cierto…. hay muy poco y cada vez menos. Nos están haciendo dudar de lo que somos, de lo que hemos sido y peor aún de lo que nos depara el futuro para todos. Ya casi ni nos garantizan que con una buena preparación y cualificación, nuestros hijos puedan alcanzar unos sueños por lo que lucharon con ahínco desde su niñez, me olvidaba añadir, para irse fuera, porque aquí es casi imposible encontrar algo digno que les ayude a emanciparse.

En estos momentos se pide a nuestros hijos, que tengan la mejor preparación para poder optar como becarios a cualquier puesto de trabajo, lo importante es trabajar, para poder poner en el curriculum vitae en el apartado de experiencia laboral que está dispuesto a aceptar cualquier puesto que se le asigne, para demostrar que quiere trabajar. 

En el ámbito laboral privado, dependemos de la voluntad individual de personas que muchas veces, sin la preparación y ética adecuada, toman decisiones y asignan puestos de trabajo a personas, no por su preparación, sino por ser hijo de quién es u otros aspectos subjetivos, que nada tienen que ver con la cualificación requerida.

Por supuesto que también tenemos que hablar de la otra cara necesaria como elemento indispensable para la realización del trabajo en el mundo privado, me refiero al empleador o empresario, en el que localizamos a multitud de personas, con más o menos ética profesional y con unos principios claros del fin que persigue una empresa, “ganar dinero” como es lógico, pero está claro que los fines no justifican los medios y menos, cuando se cruzan las líneas marcadas por la ley y el sentido común. 

Como señala Jacques Attali en su libro “Breve historia del futuro”: “Las fuerzas del mercado se han apoderado del planeta. Esta marcha triunfal del dinero, expresión última del triunfo del individualismo, explica la mayor parte de las sacudidas más recientes de la Historia”. Da la sensación que somos consecuencia de maniobras orquestadas en la inmensidad de la economía mundial, que nada surge por casualidad, que todo está perfectamente organizado y milimetrado para que se produzcan situaciones puntuales extremas en cada uno de los países, nada es casual.

Denunciar un abuso no significa identificarse con posturas extremas y alarmantes, es de justicia, hay que recordar que hasta el propio Jesucristo lo proclamaba en el Nuevo Testamento y estoy seguro que si todos lo hiciéramos, probablemente acabaríamos con esta situación generalizada de impunidad en la que están quedando las personas que se han dedicado a ejercer el abuso laboral, amparándose en la tan cacareada crisis económica, utilizando la frase “si no lo coges tú, habrá otro que lo haga por menos”.

Soy consciente que en todos estos años hemos convivido con una crisis cruel, que ha afectado a todas las capas sociales de este país y al resto del mundo occidental, ese fenómeno nos ha hecho cambiar la forma de concebir la vida y el futuro de nuestros hijos, sino que también ha hecho importantes transformaciones en la forma de concebir la forma de trabajar, pues se ha implantado el miedo y sus nefastas consecuencias. Si antes se potenciaba en la empresa la fidelización del trabajador e identificación con la misión, visión del proyecto de la empresa, ahora los nuevos trabajadores tienen asumido e interiorizado la precariedad y transitoriedad en los trabajos, sin llegar a profundizar para compartir ningún proyecto de vida a largo plazo, pues dependen de las circunstancias que rodeen a la misma. 

Se está produciendo un miedo generalizado en la sociedad, y eso no es bueno, una sociedad con miedo, es una sociedad sin ilusión y sin futuro. Eduard Punset en su libro “Viaje a la felicidad” dice que “la felicidad es la ausencia de miedo o de dolor”, ya no se busca un mundo feliz, simplemente se pretende, que ningún ser humano jamás tengan que sufrir y pasar penalidades.



Hace falta una verdadera catarsis de la sociedad, para dejar de ver un futuro tan incierto, pues a estas alturas resulta complicado enseñar felicidad e ilusión, cuando a tu alrededor no ves más que miseria, que quieren adornar de transitoria, voluntaria y momentánea por parte de los que se han encargado de sentar las bases para que esto sea así.
Cupido durmiendo, obra de Caravaggio siglo XVII