viernes, 15 de diciembre de 2023

¿TIENEN LAS FAMILIAS LOS BEMOLES PARA QUITAR LOS MÓVILES A SUS HIJOS?


Visión actualizada del Torso de Belvedere. Ignacio Pardo Luzardo 2018. Madrid

 Artículo publicado en la sección de Opnión del periódico la Provincia de Las Palmas de Gran Canaria, el viernes 15 de diciembre

En las últimas semanas ha surgido una propuesta por parte de grupos de padres en la Comunidad Catalana, que ha trascendido al resto de la sociedad española para que nos pongamos todos de acuerdo y se establezcan leyes que limiten el acceso a los niños al uso de los móviles hasta los 16 años, los motivos son de todos conocidos y probados: adicción a las pantallas, falta de concentración, ciberacoso, falta de socialización, y un largo etcétera.

La propuesta en si es muy válida y yo creo que casi todos nos sumamos a ella y la firmaríamos, si no nos encontrásemos con una realidad muy dura, en la que por un lado los tutores legales de sus hijos han perdido su autoridad moral y real para impedir que sus hijos hagan un uso “indebido”  de una herramienta, que en su día le regalaron bien por presión social, ya que sus compañeros y amigos lo tenían y cómo su hijo no lo iba a tener, también por intentar hacer un control permanente de su hijo, para saber dónde está en cada momento y quedarse los padres “ más tranquilos”, aunque estén en una fiesta de desmadre, pero sus hijos están “controlados” por el móvil que tienen. También porque el móvil les ha ayudado a sus hijos a que se relacione entre guales en las redes sociales, aunque no sepan desarrollar habilidades sociales cuando están con otras personas reales, sin que sepan tener una conversación coherente, aunque sea con temas propios de cada edad.

Debemos partir siempre que tanto padres como docentes, para poder exigir un modelo o conducta determinado, nosotros los adultos somos los primeros que debemos predicar con el ejemplo, y no hace falta irse muy lejos, simplemente salgamos a cualquiera de nuestras calles en donde encontramos tantas terrazas y espacios abiertos, donde podremos comprobar como los adultos estamos todo el día interrelacionándonos con los móviles a través de las redes sociales.

Sin salir de casa es raro no ver a todos los componentes de la casa haciendo uso de los móviles y sin intercambiar palabra alguna, vamos por la calle y nos encontramos a todos mirando las pantallas de sus móviles, nos sentamos a ver la televisión y el dichoso móvil está cerca, vamos a una reunión de amigos o trabajo y que no falte el móvil para el descanso y después hablamos de que los niños tienen adicción, y mi pregunta es: ¿y los adultos? ¿qué problemas tenemos con el uso del móvil?

Hay demasiados adultos enganchados al móvil como una auténtica adicción que debe ser tratada por especialistas y algunos somos tan idiotas que nos dedicamos a ver cómo viven otros sus vidas y se enriquecen a costa de los likes que les ponemos en sus reels o videos de YouTube. Lo cierto es que desde el principio no supimos poner los límites a ese instrumento que es tan práctico, pero que nadie tiene un manual de su uso dentro de la sociedad. Cada persona es un mundo y su forma de relacionarse con dicho aparato es muy distinto cuando trasciende del mundo laboral, sobre todo porque pensamos que nos puede dar todo lo que deseemos, sea bueno o malo, depende de la madurez y de las intencionalidades de las personas.

A veces pienso que somos un poco hipócritas intentando que sean otros los que pongan los límites y las puertas que yo no sé poner al bosque, cuando realmente yo no tengo lo que hay que tener para saber decir no en un momento determinado y esperamos que sean normas legales específicas las que nos tengan que amparar para poder decir a mis hijos que está prohibido que utilice el móvil.

Eso recuerda mucho a los niños con determinada edad, que no hacen otra cosa que estar tocando las narices desde que se levantan hasta que se acuestan y los padres amenazan a los niños con la policía o con los profesores, porque los padres ya se ven saturados y no saben que recurso emplear para reconducir todo con su hijo.

Estamos encontrándonos con familias jóvenes y no tan jóvenes, cuyos niveles de permisividad y falta de límites hacia los hijos están rayando ya en la creación de generaciones de niños inmaduros cuyos niveles de frustración son tan altos, que cuando no consiguen lo que quieren en el momento que quieren se descolocan y pierden los papeles, las familias jóvenes cada vez tienen más miedo a sus hijos y en este paquete se incluyen ya a bastantes generaciones y a los resultados me remito. Los docentes de todas las etapas cada vez están más asombrados por todo lo que tienen que lidiar, ya no es solo con los niños, también son los padres.

Recordemos que el uso del móvil es relativamente reciente y tenemos entre todos que definir el tipo de sociedad que queremos y como queremos que se utilicen todas las herramientas que se están poniendo a nuestra disposición, para que sepamos humanizar un poco nuestras relaciones y dejemos de perder el norte en este e innumerables temas que día a día nos vamos encontrando y que no se tienen las respuestas adecuadas.

Mientras tanto, ¿qué se hace? Esa es la pregunta del millón, ¿cómo nos podemos poner de acuerdo en una serie de principios básicos y de valores que debemos tener todos los seres humanos, para que este mundo sea un poco mejor? La primera pregunta qué nos debemos hacer es: ¿cómo esta afectando el uso del móvil en nuestras relaciones personales, familiares y sociales? Dependiendo de las respuestas, se tendrán que tomar decisiones que no está escritas en ningún texto legal.

Ser padre o madre no se nace, se hace y es una tarea muy complicada, porque además hay un componente emotivo hacia los hijos hasta que dejemos este mundo, que no todas las personas lo saben aplicar y el uso del móvil es el menor de sus problemas.



 

jueves, 9 de noviembre de 2023

LA INIMPUTABILIDAD DE LOS MENORES DE EDAD

 



Artículo publicado el 9 de noviembre de 2023  en la página 28 de la sección de Opinión del periódico La Provincia de las Palmas de Gran Canaria

Llevamos años conociendo noticias de ámbito nacional o internacional de jóvenes menores de edad que ofenden, insultan y agreden violentamente con armas blancas a docentes o compañeros de clase y otros tipos de peleas en la vía pública que graban y luego suben a internet. Este es el hecho objetivo de que existe, pero nadie está poniendo los medios para que esto no se repita.

Veamos que antecedentes son los que nos encontramos para poder analizar cómo hemos llegado a estos niveles de agresiones físicas y verbales y que cada vez se van incrementando en todos los ámbitos de nuestra sociedad, sea familiar, educativo, en espacios de ocio, deportivos, etc.,

Esto no surge porque si, existen muchos motivos, pero ahora de repente estamos viendo un caldo de cultivo desde el seno familiar, en donde no se ha sabido inculcar los valores necesarios a esos niños desde edades tempranas, que los conflictos sean del tipo que sean, se solucionan con violencia sea del tipo que sea, el mensaje que escuchamos que les transmiten a sus hijos es el de la Ley del Talión, “ojo por ojo y diente por diente, si te pegan devuélvelo”.

Nos han acostumbrado a vivir en una sociedad que necesita sentirse vigilada para cumplir las normas, ver a una autoridad como pueda ser la familia, los docentes o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y que por desgracia cada vez ejercen menos autoridad, sin saber inculcar a sus hijos, docentes y ciudadanos, que además de derechos, tenemos obligaciones con nosotros mismos y con los demás y que se podría sintetizar con la máxima de que “lo que no quieras para ti, no se los hagas a los demás”.

Las pandillas y los grupos de presión siempre han existido, en los que se alientan a más agresión, pero resulta que esta bomba de relojería que se está creando entre muchísima juventud, nos va a estallar a todos cuando menos lo esperemos. Solo les falta una ideología totalitaria y armas, para verlos como salvadores de su patria.

Resulta que vivimos en una sociedad  para la que no estamos preparados, o mejor dicho, nadie sabe cómo actuar con tanta información que se da por válida por el mero hecho de que aparezca en cualquier medio de comunicación, dando total credibilidad y veracidad a las conductas y acciones que se han producido a nivel nacional o en otros países o culturas distintas a las nuestras, intentando hacerles como propias o imitar modelos que se ven en amigos, familias o en películas o series que están dirigidas para mayores de 18 años (aunque hoy en día la madurez de los 18 años no es la misma de generaciones anteriores) y que sus padres o tutores legales les permitan ver e identificarse con conductas inadecuadas socialmente y que no está ayudando a formar a ciudadanos libres y democráticos para el futuro.

Ya solo falta escuchar de los padres, que estamos haciendo un mundo de una estupidez infantil, en la que su hijo agredió físicamente o verbalmente a un profesor o a una compañera, que su hijo es un niño y que esas agresiones no son por ver lo que quiere y en casa no lo han visto, sino que seguro es porque su hijo respondió de esa manera por algún motivo al compañero.

¿Qué es lo que está pasando con las violaciones grupales de jóvenes y no tan jóvenes?, ¿Qué educación y valores han tenido esos violadores en sus casas o entornos sociales?, porque lo que sí está claro es que en los colegios no existe ningún contenido curricular que toque ese aspecto tan repugnante y que nos degrada a lo peor como seres humanos.

Por desgracia he tenido que vivir experiencias que rayan en la delincuencia con alumnos de 3º de la ESO, cuando son capaces de ponerse de acuerdo en grupo durante la hora de clase, saltándose los programas parentales de los portátiles, para utilizar las redes sociales y amparándose en el anonimato que les permite, crear noticias falsas sobre padres de familia diciendo que venden drogas en su negocio, o que es un violador, o que es un pederasta, o ridiculizan a un compañero y al final según ellos todo es una broma y no les pasa nada, ya que  pasado un tiempo no quedan pruebas que aportar a las fuerzas de seguridad del Estado. Todo no vale y las familias no están siendo conscientes de ello y de sus consecuencias a largo y corto plazo.

Ya está bien de estar con paños calientes con todos estos temas, en donde los que acompañan a los menores de edad se están aprovechando de esa inimputabilidad para salir de rositas de delitos que con 18 años tienes que ir a prisión.

Desde edades tempranas los niños saben perfectamente lo que está bien y lo que está mal y sobre todo cuando tienen una familia detrás que participa en una sociedad democrática y plural, cuya principal misión en esta vida es formar a su hijo para que sepa desenvolverse de forma autónoma en el mundo que le va a tocar vivir.

Tenemos una legislación garantista y protectora de los menores de edad, pero cuando se cruza esa línea delgada de lo que se puede hacer o no se puede hacer con determinada edad de forma intencionada, las víctimas son las grandes perjudicadas de esos agresores y violadores que son menores de edad y aparece la inimputabilidad, en la que tienen que ser los tutores legales, lo que asuman las consecuencias de los actos de los menores a su cargo. El art. 19 del Código Penal español dispone que “los menores de 18 años no serán responsables criminalmente con arreglo a este Código Penal”. Puesto que se piensa que las personas por debajo de cierta edad no deben ser introducidos en el sistema penal, ya que se piensa que todavía es posible completar su educación social a través de medios mayoritariamente pedagógicos (familia, centro educativo y sociedad).

Antes de que un niño llegue a una pandilla, tiene que pasar por una educación en casa para que sepa decir no y, por consiguiente, todo empieza y termina en la familia y por desgracia la familia está intentando diluir sus responsabilidades utilizando el ventilador, repartiendo la porquería para todos cuando sus hijos se meten en problemas, menos para las personas que tienen toda la carga en la educación que son el padre y la madre del niño. Los problemas no surgen porque sí, todo tiene un inicio, es ahí donde tenemos que apoyar a las personas con responsabilidad en la educación de los niños.



miércoles, 18 de octubre de 2023

EL METEORITO DE INTERNET Y LA EDUCACIÓN

 

Cuadro: "rechazo al mundo que vivimos"  Madrid 2019 Ignacio Pardo 

Artículo publicado el 18 de octubre de 2023 página 25 en la sección de Opinión del periodico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria

*Ignacio Pardo Luzardo

 

Estaríamos ciegos, si no nos diéramos cuenta de lo mucho que está cambiando la sociedad con todas las formas de actuar y de contemplar la vida que conocíamos y teníamos en todos los ámbitos y edades.

Nos están y nos estamos descolocando permanentemente con todo, hasta en lo más insignificante. Da la impresión que el viento siempre ha venido a favor en todo este proceso de transformación tecnológica, social y cultural, daba igual que hubiera crisis, pandemia, guerra. El internet y todo lo que le rodea ha estado acompañándonos en estos últimos años y ha venido para quedarse, como lo fue la imprenta, la Ilustración o la Revolución Francesa, ahora bien, el uso adecuado o no del mismo siempre será una decisión que afecta al individuo o a la colectividad a la que perteneces, o a los medios que dispones. El problema está en la formación, destino, responsabilidad y valores que tengamos cada uno para saber utilizar la información y los contenidos que hay en la red.

La sociedad no está pidiendo inmovilismo, la sociedad pide saber con seriedad cómo digerir todos los cambios que se están produciendo a su alrededor a raíz de todas las transformaciones, para poder asumirlo y aplicarlo a su entorno más cercano, como son su familia, sus relaciones laborales, su círculo más cercano y saber cómo actuar en cada momento a esta nueva realidad en la sociedad que estamos viviendo, parecemos muchas veces, como un pollo descabezado sin saber hacia dónde ir.

Las familias a día de hoy, cuando se habla de la educación de sus hijos en un contexto tan complicado como el que tenemos, se ven como los últimos de la fila, no tienen la preparación apropiada, ni se le espera en muchos casos. Les llegan los mensajes de forma inadecuada, sin saber reaccionar a los problemas diarios que se enfrentan, no sabe anticiparse, pues no tienen las respuestas correctas para cada situación puntual de la vida y para cada hijo y a todo ello cada día tienen que afrontar novedades que les viene del colegio, del entorno laboral, del círculo de amistades, de su gestión económica familiar y un largo etcétera. Nadie se ha querido parar y hacer una pequeña hoja de ruta para afrontar lo que quieren, cómo lo quieren, cuando lo quieren para sus hijos y para el conjunto de la familia, “viven el presente con lo que tienen”, no les pidas más.

Estamos llenos de tratados especializados sobre la incidencia de internet en nuestra vidas, consejos en las redes sociales, intervenciones en los medios de comunicación, sobre los orígenes de porqué hemos llegado hasta aquí y cuáles pueden ser sus consecuencias, todos señalan lo que no debe hacerse, pero nadie es capaz de coger este toro por los cuernos y señalar un rumbo que ayude a gestionar todo este caos que estamos viviendo y que mucha culpa parte de la falta de medidas constructivas que se producen en el seno de las familias y su inacción ante los problemas que está generando su hijo en cualquier ámbito, no solo el escolar, porque el sistema los ha engullido, ahora a los niños se les permite todo por falta de límites ya que en casa o fuera de ella hacen lo que quieren y sus padres no actúan por miedo a las reacciones inesperadas de sus hijos en público o en privado.

Ya estamos viendo las consecuencias del mal uso de internet en importantes grupos de jóvenes de todas las clases sociales, violencia desmesurada, pornografía en edades tempranas, suplantación de identidad, ciberbullying, sexteen, acoso escolar, etc. Y lo más fácil siempre es mirar para afuera, la culpa según las familias es de los colegios, y los colegios siempre se preguntan qué es lo que hacen los niños fuera del colegio para venir con esas conductas, que control es el que están ejerciendo los tutores legales sobre esos niños que van al colegio por obligación y no pensando que su futuro está en sus manos, que sin educación un país no evoluciona.

Todo lo que nos rodea está muy mediatizado y judicializado, en donde a pesar de los medios que disponemos en la actualidad, no nos comunicamos como deberíamos, porque no hay tiempo; pero tampoco lo buscamos porque es más cómodo dejar fluir los acontecimientos sin tomar las decisiones que se deberían aplicar en cada situación.

Podríamos decir que todo esto que nos está ocurriendo se venía venir, pero no es cierto, nadie podía intuir la deriva que está tomando la vida actual y sus consecuencias a corto y largo plazo.

Cada generación comenta siempre respecto a la anterior, que los cambios que se han producido son abismales, pero lo cierto es que no habíamos visto una sociedad tan desigual a pesar de tener los mayores índices de conocimiento y democracia que haya vivido nuestro país y la sociedad occidental. No podemos seguir dejando que nos devore y que no sepamos la deriva que está tomando cada día, el sistema lo irá absorbiendo, y nosotros nos estamos dejando ir por la comodidad de las aplicaciones y ventajas inmediatas que nos ofrecen, pero la pregunta es: ¿Qué nos estamos dejando por el camino, que nos diferencia a los seres humanos?

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