miércoles, 20 de marzo de 2024

LOS DOCENTES DEL SIGLO XXI

 

Foto realizada por Ignacio Pardo Luzardo


Últimamente, estamos redefiniendo todas y cada una de las profesiones y especializaciones como consecuencia de los cambios tan abismales que se están produciendo en nuestra sociedad por la evolución en la que estamos inmersos, sin pararnos a hacer un filtro de todo aquello que podamos aprovechar y que ha dado resultados. Como quiera que es una utopía que nos pongamos de acuerdo con un pacto entre todos los partidos sobre la educación que queremos para las futuras generaciones, vamos a centrarnos en el pilar más importante sobre el que se está cimentando la educación de nuestro país, ese pilar es el docente.

A los docentes con ciertos años de profesión y a otros que se apuntaron al carro pensando que sería más sencillo la labor de la enseñanza, les ha venido de repente un tsunami metodológico, ideológico, pedagógico y de forma de trabajar con los alumnos y sus familias, que les está cogiendo con el paso cambiado, al igual que ocurre con los planes de estudio diseñados en las universidades para los presentes y futuros enseñantes.

Se ha hablado mucho de la importancia que ejercen los docentes sobre los alumnos en las distintas etapas educativas, pero lo más importante de todo es que los propios docentes se tienen que creer y convencer que su labor es fundamental para el futuro de las personas a las que enseña, que todo cuanto acontece alrededor de la enseñanza son añadidos propios de cada etapa y que no niego que en la actualidad puedan aburrir y desmoralizar a los profesionales docentes cuando están viendo y sufriendo  infinidad de situaciones que les superan y ellos no pueden controlar, ni tienen las herramientas necesarias para solucionar los infinitos problemas que acontecen diariamente. Pero es la profesión que hemos elegido, con sus ventajas y con sus inconvenientes.

Generalizar no es bueno, pero hay que señalar las metas hacia dónde queremos llegar en esta nueva etapa que nos está tocando vivir. Reconocemos que en las facultades universitarias no se les dan todas las herramientas para sobrellevar esta y cualquier situación que nos venga, pero tenemos que apechugar con ello, porque somos conscientes que los alumnos son la materia prima con la que trabajamos y son innumerables los objetivos que tenemos que alcanzar con ellos y por supuesto que las familias deben hacer su función en casa, para que los docentes puedan trabajar en los colegios.

La educación que conocemos ha evolucionado con las incorporaciones externas e internas que han revolucionado el mundo actual. El entorno de internet y todas sus herramientas, así como la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA), están provocando un auténtico revuelo que se tendrá que asentar en una educación basada en lo que realmente necesitan los seres humanos y no en lo que nos puede dar la IA.

Además de trabajar las destrezas básicas de matemáticas, lengua, idiomas y cultura general, etc. se tendrá que fomentar aspectos que serán necesarios para el desarrollo de los jóvenes en el mundo laboral, como son la creatividad, el pensamiento crítico y la curiosidad. Debemos cambiar el chip que se tiene de estudiar para aprender y no para aprobar, ese ha sido el gran lastre con el que nos hemos topado durante generaciones y que no se ha conseguido erradicar.

Desde las etapas tempranas se deberían trabajar las emociones, así como unas buenas herramientas de comunicación para poder producir en equipo y saber colaborar. Debemos humanizar la educación en beneficio de todos, no solo de algunos.

No hay que irse muy lejos para ver las atribuciones de los docentes del siglo XXI, tan solo consultando en Google señalan infinidad de ellas:

·       Debe ser un guía, orientador, acompañante, mentor, tutor, gestor del aprendizaje, facilitador, dinamizador o asesor (Viñals y Cuenca 2016)

·       También tendría que tener cualidades como responsabilidad, flexibilidad, preocupación, compasión, cooperativismo, creatividad, dedicación, empatía y cautivador.

·       Compromiso con la capacitación y superación permanentes, con el aprendizaje de sus alumnos y en este empeño es un investigador en la búsqueda de soluciones a los problemas pedagógicos; es un maestro de la vida, que coloca en el centro de su vocación los valores de la educación.

Además, en otras publicaciones en la red señala que los docentes del siglo XXI deben tener las siguientes competencias:

·       Responsabilidad moral y cívica.

·       Preparación máxima para facilitar el aprendizaje de los alumnos.

·       Preparar con tiempo los contenidos y materiales didácticos para mejorar la práctica docente.

·       Ser tolerante.

·       Debe ser justo e igualitario, las actitudes deben ser coherentes con el discurso.

·       Abrirse a las preguntas.

·       Involucrar a los estudiantes en el aprendizaje de sus materias.

·       Compartir historias.

·       Aprender y aplicar nuevas tecnologías.

 

Todas estas atribuciones y competencias, dan lugar a un docente que debemos tender todos, a pesar de ser conscientes de nuestras limitaciones personales y profesionales. Lo más triste es que la mayoría de esas competencias no se aprenden en la universidad, sino a través de la experiencia y del buen hacer diario en el aula, con grandes dosis de humildad para saber aprender de los errores, reconociendo que cada día se puede hacer mejor por el bien de nuestros alumnos.

Llegar a alcanzar todos y cada uno de esos objetivos, requiere no solo una formación orientada hacia esas metas, sino también cualidades personales y profesionales que se tienen que trabajar desde pequeños en el seno familiar. Es una profesión de vocación, (no pensando en vacación). Lo que quiero señalar es que no todos estamos en condiciones de ejercer como docentes, porque además de estudios, se requiere algo que no está en los libros, y es querer a los alumnos pequeños y grandes.

"El infinito está cerca". Obra realizada por Ignacio Pardo Luzardo e 1974


jueves, 22 de febrero de 2024

¿RESPONDE EL INFORME PISA 2023 A NUESTRA REALIDAD EDUCATIVA?

Composición fotográfica de Ignacio Pardo Luzardo. "Madrid en llamas" 2015

Existe una máxima en los equipos de calidad que dice: “lo que no se evalúa, se devalúa”, pero también es cierto que se debería añadir, que lo que se evalúa mal, termina deteriorándose. Pongámonos en antecedente con los resultados de las pruebas PISA que se han venido realizando en España desde sus inicios en el año 2000 hasta la fecha a propuesta de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), de la que España es miembro desde 1961. En la página web de esta organización, el primer mensaje que nos aparece es que la OCDE es una organización internacional cuya misión es diseñar políticas “para una vida mejor”, “quieren promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar de todas las personas”. Asimismo, trabajan para “establecer estándares internacionales” bajo las premisas de dicha organización. Mi primera pregunta es si los objetivos que persigue la OCDE, son los mismos que propugnan nuestras Leyes Orgánicas de Educación al largo de estos años y si las metodologías propuestas son las idóneas para alcanzar las mismas competencias curriculares. En esta última prueba se realizó como las anteriores de forma muestral, es decir seleccionando al azar distintos centros educativos de todas las comunidades y ciudades autónomas y más específicamente, a los alumnos de 4º de la ESO, cuyos resultados se hacen público de forma general y que no son vinculantes para el historial académico de los alumnos, ni para los centros en los que se realizan. Si analizamos pormenorizadamente el último informe, hay que decir que el trabajo de campo se realizó en la primavera de 2022, justo durante el curso anterior 2020-2021 si no lo recuerdan, era el curso en el que todos los centros estaban con unas medidas estrictas de control por COVID, con mascarillas en las aulas, ventanas abiertas en verano e invierno, clases con ratios reducidas, alumnos y clases que se mandaban a casa por estar con casos de COVID, clases online para alumnos convalecientes, medidas muy estrictas determinadas por la administración educativa para que en la evaluación final de curso los resultados no fueran un desastre, acortando los contenidos, teniendo que hacer los colegios recuperaciones de las recuperaciones, de las recuperaciones para que los alumnos pudieran promocionar de curso, recordando que a infinidad de estudiante que dejaron los hábitos de estudio, se les apareció Nuestra Señora del COVID y milagrosamente promocionaron de curso. Es cierto que las últimas leyes orgánicas de educación han contemplado la realización de pruebas externas unas de diagnóstico a los alumnos cuando están realizando 4º de Primaria y 2º de la ESO (Art. 144 de la LOMLOE), cuya finalidad es diagnóstica, y otras evaluaciones externas sobre competencias establecidas en el currículo para los alumnos de 6º de Primaria y 4º de la ESO (Art. 143 LOMLOE), teniendo en cuenta que los resultados de esas pruebas no se podrán utilizar como valoraciones individuales o para establecer clasificaciones de los centros (art. 140 de la LOMLOE). En nuestra comunidad de Canarias que tiene su ley de educación 6/2014, de 25 de julio, en su art. 68 apartado 2. Señala que se realizará una evaluación de diagnóstico al finalizar la etapa de Primaria y otra al finalizar la etapa de Secundaria, cuyos resultados son públicos y no pueden ser referidos a ningún centro concreto, ni tampoco alumnado. Todos los que hemos sido estudiantes en este país, cuando se nos ha puesto una prueba de evaluación, la primera pregunta que se hace es: ¿cuenta la prueba para nota? En nuestra cultura de méritos que venimos trabajando desde hace siglos, cuando no le pones un valor al trabajo, llámese examen o prueba de diagnóstico, que está realizando el alumno y que no pueda significar un beneficio en sus resultados finales, no se le presta ni interés, ni atención, ni el esfuerzo necesario, para que dicha prueba sea lo que realmente tiene que evaluar. Esto ocurre en todas aquellas pruebas externas que se vayan a realizar y que sus resultados no estén vinculados a unas consecuencias reales para quiénes la realizan. Recordemos que al finalizar el curso de 2º de Bachillerato los alumnos deben afrontar un examen si quieren acceder a los estudios universitarios y los resultados en líneas generales son que más del 90% de los alumnos que se presentan acceden a la universidad. No vamos a poner el ejemplo como antaño, cuando existían las pruebas de reválida y cuyos resultados al finalizar la enseñanza básica determinaba el acceso a la siguiente etapa, sino a que en España nos cuesta mucho que seamos evaluados permanentemente, sea alumno, docente o de cualquier profesión. Está claro que el mundo hacia el que nos dirigimos nos está exigiendo cada vez más comprobaciones de cómo lo hacemos, porqué los hacemos y qué resultados tenemos, en el que se debe incluir absolutamente todo, no solo el aspecto productivo respaldado con unos datos, que perfectamente se pueden camuflar, como por ejemplo los índices de aprobados o suspensos. Ahora todos comienzan a rasgarse las vestiduras por los resultados de las pruebas PISA, al igual que ha ocurrido desde los inicios que se publicaron dichos informes, sin tener en cuenta infinidad de factores y siendo conocedores que dichas pruebas a los alumnos, docentes y al sistema educativo español, se las han traído al pairo, puesto que jamás ha tenido las consecuencias reales que deberían tener, es la noticia del momento para rellenar espacios periodísticos, puesto que nunca se han planteado planes de mejora orientados a mejorar dichos resultados, pues eso no está contemplado en la normativa educativa vigente y que obligue a su inclusión en las Programaciones Generales de Centro. Aquí cada uno hace la lectura que quiere, y se ponen las medallas como si estuvieran entre los primeros puestos de la clasificación de las distintas áreas evaluadas. Podíamos decir aquello que, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Las pruebas PISA no nos están diciendo nada nuevo, que ya no sepamos. Que los alumnos de 4º de la ESO no tienen la formación mínima académica exigida para saber desenvolverse en la sociedad que les está tocando vivir, es casi una perogrullada. Cualquier padre de familia o docente, ve diariamente con lo que tiene que lidiar en casa y en las aulas con los adolescentes empoderados por todos y siendo conscientes del poder real que la sociedad y la legalidad les ha otorgado. Según ellos solo tienen derechos y ninguna obligación. Es una edad muy mala, por todo lo que entraña de rebeldía y ser contestario, pero necesaria para su evolución. En nuestras manos y en el apoyo que tengan los centros educativos y sus docentes de las familias está que se comience a cambiar todas estas situaciones que nos parecen absurdas, como es el cuestionar que se les exija a los alumnos que sepan comportase y respeten ese tiempo de enseñanza que están en el centro educativo, para aprender lo mínimo necesario tal y como dicen las leyes educativas y que los docentes se sientan respaldados por las administraciones educativas y por las familias para hacer su trabajo.


viernes, 9 de febrero de 2024

LOS DOCENTES Y LA IDENTIDAD CANARIA

 

Foto del Bentayga y Roque Nublo en Gran Canaria
Foto del Bentayga y Roque Nublo en el interior de Gran Canaria

Muy interesante por lo desagradable de su expresión que una política canaria, más concretamente de Tenerife como Dña. Ana Oramas, que hasta hace poco estaba en el Congreso de los Diputados de Madrid, venga a decirnos que “los docentes canarios no tienen ni puta idea de la identidad canaria”, aunque luego viniera a rectificarlo inmediatamente, diciendo que era inadmisible lo que había dicho, pidiendo disculpas a los docentes.

Se pueden hacer infinidad de reflexiones sobre lo que piensa esta política realmente de dicho planteamiento, puesto que si lo dijo era porque lo pensaba, pero como todo en esta vida, nadie lanza una piedra sin saber de antemano el daño que quiere hacer.

Canarias es lo que es y los canarios somos consecuencia de lo que ha sido nuestra historia, al igual que el resto de los pueblos que habitan el planeta tierra.

Intentar equipararnos en un calentón del momento al resto de las comunidades autónomas históricas con unas peculiaridades familiares, culturales, económicas, políticas, idiomáticas e histórica propia que no tiene nada que ver con lo acontecido en nuestras islas desde su conquista en el siglo XV hasta nuestros días, es un auténtico error de base.

Es muy fácil echar las culpas al más débil del eslabón, una vez más según Dña. Ana Oramas son los docentes los que tienen la culpa de que nuestros alumnos no hayan interiorizado la identidad canaria. Bastante tienen los docentes por conseguir que nuestros alumnos mejoren sus resultados académicos y consigan el respaldo de las familias para que sus hijos puedan alcanzar las metas profesionales que se propongan y que tengan las mismas oportunidades laborales que el resto de los jóvenes del estado español. Nadie habla de los contenidos curriculares aprobados en el Parlamento de Canarias, ni de las medidas establecidas por la Consejería de Educación para implementar dicha identidad canaria.

Nadie puede tirar la primera piedra diciendo quien tiene la culpa de la falta de identidad canaria, intentando equipararse a otras comunidades autonómicas, si lo que se busca al final es tener más rédito político y por ende más poder económico.

La identidad canaria no son solo las romerías y las fiestas populares, ni vestirse de típico el 30 de mayo. Identidad canaria es sentirse orgulloso de la tierra en la que vivimos y por la que luchamos cada día, de identificarnos con las personas que realmente nos representan a todas las islas, no solo a una parte de ellas. Que no nos hagan sentir como el ombligo del mundo, cuando somos una célula más del cuerpo. Identidad canaria es que no solo conozcamos nuestra historia, sino que aprendamos a tener un mundo sostenible y respetuoso con el medio ambiente desde cada una de nuestras parcelas. Identidad canaria es ayudar a quien lo necesita, independientemente de su sexo, condición social y económica, raza o tendencia política o religiosa, etc.

Nosotros en Canarias como en todos los lugares, somos lo que hemos vivido, con nuestros aciertos y con nuestros errores y ya está bien de que los predicadores desfasados nos vengan a imponer su ideología de lo que debe ser la identidad canaria, que aprendan un poco y se den cuenta de que ya estamos en el siglo XXI.

El Ángel Exterminador. Obra de Ignacio Pardo Luzardo 1976. Las Palmas de Gran Canaria



martes, 30 de enero de 2024

AUNQUE NO LO PAREZCA, DOCENTES Y FAMILIAS ESTAMOS EN EL MISMO BARCO

 

Obra realizada por Ignacio Pardo Luzardo. Madrid 2018 titulada "el bosque animado" Colección privada


No es raro ver a las puertas de los centros educativos, en reuniones de cumpleaños o en cenas de amigos que comparten colegio de sus hijos, que uno de los temas del menú es poner a caer de un burro a los docentes que están atendiendo a sus hijos y al colegio en el que están, sin haber tenido ninguna entrevista con el tutor o con los responsables del centro que pudieran contrastar una respuesta a su posible duda o queja puntual. Lo más fácil es difamar a través de los grupos de WhatsApp y si le llaman del colegio por sus afirmaciones les responderá que fue en un momento de calentón descontrolado.

Todavía nos acordamos cuando nuestros padres nos decían que cuando ellos iban al colegio y si los abuelos recibían una nota de su profesor, estos además les echaban una bronca. En la actualidad sin llegar a esos niveles de exigencia, puesto que no corresponde con la época que estamos viviendo, nos estamos pasando al polo opuesto, si ahora llama desde el colegio o manda una nota el tutor o profesor a un padre para tratar de cualquier incidente ocurrido con su hijo en el centro, lo primero que se hace por parte de muchísimas familias es ver cómo pueden justificar las acciones de su hijo, sin tener en cuenta todo lo demás, sin pensar realmente cómo se le puede ayudar.

Partimos de una realidad y es que la educación se basa fundamentalmente en la necesidad de la coordinación de sus tres pilares alumnos, familia y docentes sin ellos es imposible que prospere, y si no existe un diálogo y una coordinación constructiva entre ellos, no se podrá sacar nada positivo. Somos todos personas, aunque a alguna de las partes se les olvide por el camino, que buscamos lo mejor para sus hijos, pero muchas veces se confunden los papeles y roles que jugamos en esta vida. Solo quiero volver a recordar, que la mayor riqueza de un país es su educación y los valores que se inculcan a los niños, pues son los que van a dirigir los países en el futuro, ahí nos daremos cuenta de los que se lo toman en serio, o simplemente sus hijos están en los centros educativos porque les obliga la ley.

Hace muchos años me encontré delante de una familia que su hijo ya de dieciocho años les echaba en cara, que la vida de parásito que estaba llevando en esos momentos era por culpa de los padres allí presentes, que no le exigieron y le permitieron hacer lo que él quería cuando era un adolescente. Lo triste, es que nos estamos encontrando muchos alumnos como estos y de padres que piensan que su labor terminó cuando su hijo se puso reivindicativo y contestatario contra ellos y todo el sistema, tirando la toalla pensando que los golpes de la vida sean quienes les coloquen en su sitio., y no se dan cuenta que cuanto más tarde se solucionen los problemas será peor el resultado.

Independientemente de los contenidos que se tuvieran que trabajar en cada una de las etapas, cada docente lo va a hacer de la mejor manera posible y que él conoce, podríamos debatir si aplica o no la mejor metodología y utiliza todos los medios de los que dispone. Toda la vida hemos tenido profesores y maestros que nos han gustado más o menos y algunos nos han dejado huella positiva y los recordamos con cariño y hay otros casos que ocurre lo contrario, pero al final el colegio, como todo lo que nos ocurre, es una lección de vida, somos lo que hemos vivido y trabajado, en donde te vas a encontrar de todo, como ocurre en el entorno laboral de todo el mundo. Lo que si pedimos al sistema educativo y a las familias, es que contribuya con las herramientas necesarias para poder afrontar los distintos retos a los que se tendrán que enfrentar los jóvenes cuando finalicen sus estudios básicos en la época que corresponda.

Parece que estamos olvidando todos para qué estamos aquí las familias y los docentes, esto no es una lucha de a ver quién puede más, sino que cuanto más estemos remando en el mismo sentido, más avanzaremos en el sentido correcto, sobre todos los alumnos. En cuanto a los contenidos son los que marca le legislación y hay que trabajarlos, la metodología empleada y los valores que les acompañan, son añadidos personales  e institucionales que nos diferencian. La verdad absoluta no existe por parte de nadie, los docentes tienen sus razones y las familias tienen las suyas, pero hay que confluir en un punto común que es su hijo. Vivimos en la sociedad en la que se cuestiona absolutamente todo lo que se hace, da igual que sea docente, médico, abogado, arquitecto o quien sea, esa es nuestra triste realidad y la verdad es que todo es relativo, lo que es bueno para unos, para otros no lo es. Todo es cuestión del cristal con que lo mires o como lo estés viviendo.

La realidad es que sus hijos se pasan la mayor parte del día despierto en el colegio de lunes a viernes y las familias ponen en manos de los colegios lo que más quieren en esta vida que son sus hijos. Eso no significa que los centros educativos tengan que ser los únicos que eduquen a sus hijos. Los niños tienen que venir de casa con unos valores y una educación y en los colegios los forman y los preparan y los controlan para que sean lo más felices posible para que adquieran los objetivos académicos y de valores de socialización que tienen que alcanzar con cada uno de ellos.

La interacción entre familia y colegio es fundamental, desde las etapas tempranas hasta los mayores de la ESO y Bachillerato, cuando un docente solicita mantener una reunión (tutoría) con las familias para tratar sobre la evolución de su hijo en lo que va de curso y analizar las medidas correctoras de forma conjunta para que el futuro de su hijo se retome en la línea que necesita, hay que tener en cuenta que en esa reunión no se pretende departir con una persona para hablar sobre el sexo de los ángeles, sino que se va a hablar de su hijo, de nadie más y de cómo podemos ayudarle en todo lo que sea necesario, contado siempre con la indispensable ayuda de la familia. A esas reuniones solo hacen falta dos cosas la preparación por parte del docente de lo que se quiere transmitir con las posibles soluciones que se propondrán y por las familias una actitud de escucha constructiva y colaboración para mejorar la vida escolar de su hijo.

Todas estas situaciones de enfrentamientos o malos entendidos de las familias con los centros educativos de sus hijos deben desaparecer y reconducirse, ni los docentes son dioses que jamás se equivocan, ni los padres son seres omnipresentes que pueden justificar todas las malas acciones de sus hijos, sin consecuencias educativas y que menosprecian el trabajo que realiza el docente en el aula.

Estamos viviendo un momento de crispación generalizado en todos los ámbitos de nuestra sociedad, comenzando por nuestros representantes políticos en los principales órganos de representación de la democracia española y todo ese ambiente se traslada al resto de las relaciones entre los distintos ciudadanos de este país. Si antes era malo, ahora es peor y este es el caldo de cultivo con el que tenemos que lidiar. Por supuesto que todo se traslada al ámbito educativo, los colegios son un fiel reflejo de la sociedad en la que vivimos, y a los que trabajamos en las aulas nos resulta cada vez más complicado tener que formar a niños que vienen alentados desde casa con mensajes equivocados, violentos y destructivos.

La solución está en manos de todos y nadie quiere ponerle el cascabel al gato, con las medidas que se tienen que tomar para solucionar esta situación, porque seguramente serían impopulares para una parte de la sociedad. En educación la democracia no consiste en que nos den café para todos, sino que tengamos las herramientas necesarias para que nuestra juventud pueda abrirse camino en una sociedad libre, plural y democrática y que tenga las oportunidades necesarias en función de su esfuerzo personal, atendiendo las necesidades de cada uno.

Obra fotográfica realizada por Ignacio Pardo Luzardo Madrid  2013  "Arquitectura confusa"


miércoles, 24 de enero de 2024

EN DEFENSA DE UNA EDUCACIÓN HÍBRIDA.

 


Obra realizada en el año 2016 por Ignacio Pardo Luzardo, titulada "el camino de la vida" Madrid. Colección particular.

Artículo publicado en la página 20 de la sección de Opinión del periódico La Provincia de Las palmas de Gran Canaria

Está claro que en este nuestro país, no existe un término medio en nada. Aquella máxima de Aristóteles que decía que: “la virtud está en el término medio” eso ya no se aplica en nada. Aquí o nos pasamos de la raya, o no llegamos a salir. Ahora que está tan de moda el hablar sobre el uso de las pantallas en los centros escolares, que comenzó con la polémica sobre la propuesta para la prohibición de los móviles a menores de 16 años en los centros educativos, junto con los malos resultados de las pruebas PISA, pues ahora comienza otro debate añadido que es si los alumnos están aprendiendo realmente en el aula con los portátiles o Tablet personales.

Se han realizado muchos estudios sobre las ventajas e inconvenientes que se están produciendo en la actualidad con la implementación tecnológica que se ha venido realizando en los centros educativos en los últimos años. Entre otras el 14 de diciembre de 2015 la OCDE realizó una publicación: “Students, Computers and Learning: making the connection” (estudiante, Computadoras y Aprendizaje: Haciendo la Conexión). Basado en los resultados de PISA del 2012 y en el informe concluía que los países que habían hecho mayores inversiones en introducir la tecnología digital en el sector educativo, no registraron mejoras evidentes en el rendimiento de los estudiantes. En dicha investigación ya recomendaba asegurar antes un nivel básico en lectoescritura y matemáticas a la manera tradicional, para crear igualdad de oportunidades. Tenemos defensores y detractores del uso en las aulas y en casa para que los alumnos puedan seguir trabajando y estudiando.

Todo lo que hemos estado viviendo durante estos años en educación con la incorporación de las herramientas tecnológicas en el aula ha sido una locura, centros que han realizado inversiones monumentales para adecuar toda su metodología a las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) desde etapas tempranas, formación docente para que los contenidos de sus materias sean atractivos, interactivos y pudieran dar los resultados pretendidos, infraestructuras costosísimas para que se pudiera trabajar de forma regular a lo largo de toda la jornada y siempre intentando hacer atractivos todos los contenidos que los alumnos debían alcanzar.

Está claro que la educación hoy en día intenta responder de alguna manera a los cambios que se están produciendo en la sociedad, lo triste es que siempre la coge con el paso cambiado, novedades pocas, miramos siempre al exterior para ver modelos de éxito y adaptarlo al nuestro, sin tener en cuenta nuestra propia idiosincrasia. ¿Qué pide la sociedad?, ¿qué necesitan los alumnos?, ¿qué herramientas disponen los docentes?, ¿qué estamos dando realmente todos, para el cambio constructivo de nuestra sociedad? Muchas interrogantes y pocas respuestas reales que se puedan responder de forma sencilla y con soluciones a cada cuestión. Las herramientas tecnológicas han venido para quedarse y al igual que se prepara a los alumnos para que sepan defenderse en el futuro con los conocimientos y destrezas básicas, también hay que prepararlos en el uso racional y práctico de las herramientas tecnológicas, no solo de forma intuitivas como lo suelen hacer ellos, sin necesidad de un adulto que los acompañe y les oriente.

Existen demasiados distractores en los entornos escolares y familiares de los alumnos para que puedan aprovechar realmente todo lo que se les está ofreciendo. Hemos creado entre todos, personas sedientas de estímulos, que no saben reaccionar sin recompensas inmediatas. Poco ayuda el que los alumnos de forma generalizada no tengan un mínimo umbral de fracaso y que no aprendan de los errores para remontar situaciones adversas, generando situaciones de fracaso personal, cuando no alcanzan los resultados esperados con el esfuerzo realizado, sin hacer la reflexión de si ese es el trabajo necesario para alcanzar el objetivo. Tristemente ese fracaso está generando otros problemas que por desgracia se expanden a otros ámbitos de la vida del individuo, sea de la edad que sea.

Quizás el exceso del uso de pantallas fuera del ámbito educativo, esté contaminando el resto de su uso en la educación. Lo cierto es que no todos los alumnos pueden estar haciendo el mismo uso de las herramientas tecnológicas, si previamente no han alcanzado la madurez y una serie de conocimientos y destrezas básicas, que sirvan de cimiento para toda la utilización que no los dan los softwares y plataformas educativas a través de las pantallas con fines educativos. Mientras no se interiorice esa máxima, no avanzaremos.

Existen demasiadas asignaturas pendientes por aprobar en educación y ahora tenemos una nueva, que es cuándo, cómo, dónde y por qué utilizar las herramientas educativas en el ámbito educativo. Todo no es válido.

Como conclusión hay que decir que no se pretende que a las familias se les obligue a generar un gasto añadido con la adquisición de la herramienta tecnológica que corresponda según el PE (Proyecto Educativo) de cada centro como una moda del momento, se tendrá que incorporar dicha herramienta tecnológica como un elemento más dentro del proceso educativo, pero no el único, pues se tendrá que alternar con los libros de texto, cuadernos y lápices o bolígrafos. Los tiempos han cambiado y no se puede negar la utilidad de las herramientas tecnológicas y la necesidad de su manejo para el futuro que van a tener cada uno de los alumnos.

Está claro que aquel concepto de mochila digital que se vendió hace años no funcionó como debiera, pues a los alumnos que se les quería implementar, carecían de los conocimientos y destrezas básicas necesarias para un uso racional y efectivo en beneficio de alcanzar los contenidos académicos necesarios de cada etapa.

Hay docentes que se quejan de que los alumnos han perdido hábitos y habilidades necesarios en el desarrollo educativo con el uso de las pantallas, ahora vamos a ver quién pone el cascabel al gato y logra centrar la cuestión para establecer en pro de una igualdad de oportunidades para todos los alumnos, cuándo, y cuanto utilizar estas herramientas tecnológicas en los entornos educativos. Tenemos que replantearnos como aprovechar todo de forma constructiva en beneficio de la educación de nuestros alumnos.


Composición fotográfica de Ignacio Pardo Luzardo