Hace tiempo que no nos
comunicábamos y considero que debemos hacer alguna reflexión sobre aspectos que
se están produciendo no solo en el ámbito educativo, sino también en este país
que nos está tocando vivir y que por ahora se llama España, aunque según
algunos podría ser Españe, si seguimos contemplando todas las ideas que salen
de los más iluminados.
No se si es que lo percibo yo
solo, o lo vemos más personas con lo que se está haciendo en esta sociedad tan
falta de valores e ideologías en todos los ámbitos, que según vaya el viento en
un sentido u otro, somos capaces de hacer lo contrario de lo que pensamos, y
hace que recuerde aquella frase atribuida a Groucho Marx que decía: “estos
son mis principios, si no les gusta tengo otros”.
Creo que puedo decir con toda
rotundidad que estamos viviendo un cambio generacional en nuestra sociedad y no
nos puede coger con el paso cambiado, los docentes tenemos que estar acorde a
los cambios sociales que se están produciendo, nosotros somos también
protagonistas de ese cambio y tenemos que implicarnos, para que se produzca con
un sentido lógico, que no se nos quiera hacer comulgar con ruedas de molino.
Nuestra experiencia y
desempeño diario pueden ayudar a que esta sociedad sea un poco mejor de lo que
nos está tocando vivir. Para esto es fundamental que los docentes nos lo creamos,
si no estamos convencidos de lo que hacemos, y la importancia de nuestra
profesión tenemos un problema, sabemos que estamos en el punto de mira de
muchos cuando no hacemos lo que ellos quieren, pero esta vida no es una carta a
los Reyes Magos que me dan siempre lo que pido, a veces decir no es tan
importante como asentir o llegar a un punto medio.
Tenemos que intentar ser ese
motor de cambio en colaboración con las familias. A lo mejor debemos compartir
más con ellos para fijar esas líneas que no se deben traspasar jamás en la
educación de sus hijos, y sobre todo en una sociedad occidental como la
nuestra.
¡Todo no vale!, pero para ello
debemos colaborar con las familias para recordarles lo que está bien y lo que
no lo está.
Existen otras culturas contemporáneas
a la nuestra que están más preparadas para afrontar lo que nos viene, porque
han sabido madurar de forma adecuada a medida que ha ido creciendo y asumiendo
las responsabilidades y obligaciones. Hay que hacer ver que no todos son
derechos en esta sociedad, que también hay obligaciones y derechos de los
compañeros que conviven con los que intentan imponer su voluntad.
Hay que ayudar a las familias
a comenzar desde las posiciones iniciales de salida, que cualquier situación de
fuerza o presión hacia las instituciones educativas democráticas, lo que van a
hacer es sembrar la semilla de la duda de todos los cimientos sobre los que
están basados nuestra sociedad occidental, si se quiere cambiar, ¡de acuerdo!,
lo hacemos entre todos y participamos de forma activa, no podemos, ni debemos
dejarnos arrastrar por la fuerza de los acontecimientos que marca la multitud a
través de las redes sociales y las tendencias políticas interesadas.
Esto es imparable y ya no hay
Estado nacional, ni supranacional que lo detenga, las masas acompañadas de
algunos medios de comunicación interesados son las que están marcando el guion
y si no les interesa, lo lleva hacia otro lado, nada es inamovible, la
tendencia, aunque sea una estupidez hay inmaduros que la siguen y están
convencidos que es lo correcto. Al final todo se resumen en la necesidad del
control del poder y el poder al final es dinero.
Da la sensación de que estamos
como un pollo sin cabeza, que va de un lado para otro sin rumbo hasta que cae
definitivamente.
Aún estamos a tiempo, si todos
ponemos algo de nuestra parte sin intereses particulares y pensando realmente
en el futuro de las próximas generaciones, no en conseguir parcelas de
protagonismo en un momento concreto, que se desvanecen como el humo.