lunes, 16 de junio de 2025

NUESTRO FUTURO EN MANOS DE LOS JÓVENES

 



Artículo publicado el domingo 15 de junio en la página 31 de la sección de Opinión del Periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria. 

 Las encuestas nos están marcando una idea muy aproximada sobre la intención de voto de una franja de edad de los jóvenes en los últimos sondeos demoscópicos. Estamos viendo como en el continente europeo las mareas ultraconservadoras y nacionalistas están avanzando a pasos agigantados y en nuestro país las proyecciones están manifestándose en el mismo sentido.

Cada país tiene su propia idiosincrasia y el nuestro tiene una carga y una historia muy particular, con una democracia muy reciente, solo hace 47 años que el pueblo español ratificó la Constitución Española, ese tiempo no es nada, aunque parezca una eternidad y que con todo lo que ha sucedido da la impresión que hemos ido y vuelto al pasado varias veces.

Lo cierto es que tenemos infinidad de capítulos por escribir y de puertas que se tienen que cerrar de forma conveniente, con mucho cadáveres y asuntos por el camino que no se enterraron como se tenía que haber hecho, y de aquellos barros tenemos estos lodos.

Ahora nos comenzamos a preguntar por qué hemos llegado a esta situación en la que segmentos de edad de jóvenes no se cortan un ápice en manifestarse en público y en privado como ultraderecha convencida, mostrando ya desde los centros escolares manifestaciones públicas en las aulas y en la calle  enaltecimiento de los símbolos franquistas y proclamas de dicha época, sin haber vivido o experimentado ellos nada de los años de la posguerra, añorando valores caducos de la sociedad con símbolos prohibidos y cantos cuyo significado ni entienden, nombrando a personajes que ni conocieron, ni estudiaron de forma objetiva.

Nos estamos encontrando con un “todo vale” en aras de una pretendida libertad de expresión, respetando solo a los que ellos quieren, no a todos los diferentes, queriendo marcar las líneas por las que todo el mundo se tiene que mover, porque no solo no sale en la foto, sino que deja de aparecer.

Podemos hacernos muchas preguntas, sobre todo, ¿por qué han calado tan profundamente estas ideologías neofascistas entre una franja amplia de la juventud?

¿Qué futuro es el que ellos están percibiendo?

¿Qué educación sobre valores democráticos han recibido en el seno familiar?

¿Qué correcciones se les han hecho cuando comenzaron a manifestarse con proclamas nazis?

¿Qué ha hecho el sistema educativo para que los niños interioricen la democracia, libertad y el rechazo a los movimientos totalitarios?

¿Qué modelos tienen en sus mentes para alcanzar sus metas en la vida?

¿Qué modelos de proyecto de vida están viviendo en la actualidad?

¿Qué expectativas esperan los jóvenes de la sociedad en la que viven?

¿Es la vuelta a los valores tradicionales la única opción que se les está vendiendo a estos jóvenes?

¿Importa el nivel cultural de esta juventud de ultraderecha?

¿Los estudios que realizan les garantiza una estabilidad económica de futuro?

¿Qué nivel de autoexigencia tienen para conseguir los objetivos profesionales o educativos que se propongan?

¿Se consideran que tendrán la preparación suficiente para corregir los errores que van a heredar?

Existen muchas respuestas y seguro que cada uno puede añadir más argumentos que puedan ayudar a comprender esta situación que es tan delicada, porque en breve podrán y tendrán el derecho a votar libremente lo que ellos quieran y probablemente la balanza se inclinará hacia donde ellos decidan.

Lo cierto es que todavía quedan en el cajón infinidad de interrogantes que sus respuestas dependen de cada uno y de la formación y la vida que hayan vivido, pero la conclusión es que todos nos llegamos a hacer las mismas preguntas: ¿cómo ha podido llegar a ocurrir el desapego de la juventud y la deriva ultranacionalista en los tiempos de auge económico que vivimos y con los avances que se están produciendo en la sociedad? ¿En qué nos hemos equivocado?

Da la sensación que se están dando pasos de gigantes hacia atrás, un involucionismo que es muy difícil contrarrestar por la desafección que se está produciendo hacia la clase política por inacción ante las necesidades desatendidas de vivienda, integración y garantía de futuro, añadiendo también las distintas polémicas que surgen a nivel nacional aireadas de forma estridente, trasladando el mensaje que aquí quien grite más alto tiene la razón.

Da miedo pensar que la razón, la verdad, la pluralidad, la diversidad, la democracia y la libertad de pensamiento progresista es woke, ahora solo etiquetan de forma despectiva ellos, los de siempre, los que quieren el poder a cualquier precio, sin importarles la verdad. Se deben retomar todos los valores que nos llevaron a crear una España diversa, multicultural, con diferentes lenguas, democrática, libre de la intolerancia y del fascismo. Nadie en su sano juicio debería desear que volvieran los iluminados salvapatrias para reconquistar de nuevo a España derogando conquistas democráticas, sociales, laborales y culturales que tanto esfuerzo y sacrificio costó a lo largo de estos años. La gente está comenzando a tener miedo, por lo que pueda venir y ya nos están avisando. Quiero recordar el refrán que dice “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.