martes, 8 de julio de 2025

REALMENTE, ¿ESTA ES LA SOCIEDAD SOÑADA PARA NUESTROS HIJOS?


La sonrisa de alas flameantes. Joan Miró. 1953


 Artículo publicado en la página 22 de la sección de Opinión del períodico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria

Comenzaremos otro curso escolar en septiembre en iguales o peores condiciones que el anterior, lleno de incertidumbres, con infinidad de cuestiones cruciales pendientes sin resolver a nivel de educación general y como se suele decir y la casa sin recoger.

Cuando hablamos de educación hay muchos que se ponen de perfil, para que no los señalen, pensando que la responsabilidad se diluye, cuando son muchas las personas e instituciones que intervienen en la formación de los alumnos.

Cada uno podemos pensar que la responsabilidad final la tiene el siguiente en el escalafón y así podemos estar mareando la perdiz hasta el infinito, y con esta situación de precariedad los grandes perdedores, siguen siendo los alumnos, que no entienden lo que pasa a su alrededor, una sociedad cambiante e inestable, con contenidos y valores cambiantes trastocados, carente de seguridad moral, de principios democráticos positivos que sepan aplicar para erradicar aspectos negativos que vemos como se han generalizado en todos los ámbitos y los tenemos que estar dando como buenos porque no hay referentes positivos que los contrarresten. También hay que decir que esto no se reconduce con una varita mágica, ni con una vuelta al pasado. Entre todos tenemos que poner las bases de la nueva sociedad que queremos por el bien de todos y los que tienen las herramientas, como siempre, están mirando para Cuenca.

Debemos actuar de forma inmediata para enmendar muchas actuaciones recientes que afectan al día a día de nuestra juventud, ¡pero hay que hacerlo ya!

Pensamos que al igual que ocurre en el mundo de los adultos, estamos en una espera permanente a ver qué pasa con todo lo que se deben hacer en el desarrollo de la educación, sin embargo es fundamental corregir la desidia, el aburrimiento, la desgana y desmotivación con la que nos estamos encontrando en varias generaciones de jóvenes, que les hemos insistido en que siempre deben estar preparándose, porque esta nueva sociedad que les hemos dejado es trepidante, pero no por ello significa que sea mejor, ni con más oportunidades, mientras nosotros, los adultos, no nos pongamos de acuerdo con lo que queremos.

Vemos a nuestros hijos deambulando de un lado para otro, de un país a otro, buscando una estabilidad que no les llega y que ven cada vez más lejana y que los años pasan y que tienen que seguir preparándose y no llega su momento, para terminar escuchando que están sobre preparados con sus titulaciones. No les llega el famoso tren de la oportunidad del momento justo, pero es que no les está llegando nada, y cuando les llega algo, es para aprovecharse de ellos.

No pido un estado paternalista y protector, sino que la igualdad de oportunidades para todos sea real en función de los méritos y preparación. A igual formación, igual posibilidad de acceso y remuneración.

Me duele ver a jóvenes y no tan jóvenes como están día tras día esperando y buscando su momento para poder estabilizarse y emanciparse de la familia y que como nosotros en su día, tengan su oportunidad de vivir su propia vida sin depender de nadie.

Encima tenemos que dar las gracias que estos jóvenes tengan unas familias que les sigan ayudando cuando pueden, porque ellos no alcanzan a hacer frente económicamente a nada, y tienen que aceptar cualquier trabajo, antes que nada. Es lamentable ver cómo se aprovechan de ellos quienes presumen de que ya hemos superado lo peor de la crisis y que se han estado frotando las manos, para que  pudieran ejercer un abuso permanente, viendo como el mercado laboral  y las condiciones laborales y económicas son cada vez más precarias, los grandes beneficiarios de todo esto son los de siempre con otras caras y con menos años, los que quieren hacer su riqueza gracias a necesidad de los demás, bien sea por viviendas caras, salarios que no alcanzan para un sostenimiento normal, servicios insuficientes y mal atendidos, y un largo etc.

Cómo vamos a pretender que esta juventud avance si no hemos hecho nada para que su situación tenga una garantía de futuro y encima salen informes como el del Ivie y la Fundación BBVA para 2065, señalando que esta tardía salida del domicilio familiar e incorporación al trabajo tiene como consecuencia una prolongación de la vida laboral hasta los 70 o 71 años, para poder percibir una jubilación digna.

La solución por ahora, no la tenemos nadie, pero por lo menos deberíamos intentar poner la mejor voluntad entre todos para hacerles una vida un poco mejor de la que tienen en la actualidad.