Pequeña materia roja obra de Antoni Tapies 1977 |
Ignacio Pardo Luzardo*
Últimamente cuando coincido con personas que tienen hijos y algunos con nietos, hablamos de muchos temas y entre otros, sin querer o queriendo, toca hablar sobre la educación, surgiendo comentarios de todo tipo, que si los niños ahora no saben localizar las provincias españolas, ni los ríos, que cuando aparecen en los medios de comunicación los conflictos internacionales, desconectan las noticias porque lo consideran como algo tan lejano, que piensan que jamás les afectará y por ello, no le dedican el menor tiempo, ni se interesan por nada. Por otro lado, los docentes se quejan que un porcentaje importante de alumnos no leen libros, ni se mueven por la cultura en general, pues no se sienten motivados por la lectura en general o un periódico que no sea interactivo, que no muestran el más mínimo interés por cuestiones que le van a ayudar en el futuro y que se relacionan entre sí.
A un porcentaje muy alto de las nuevas generaciones de jóvenes se puede decir que están padeciendo el síndrome de Santo Tomás modificado, es decir que las cosas que estudian o leen si no son capaces de verlo físicamente o a través de imágenes no les sirve. No son capaces de preguntarse cuál es la utilidad de la lectura, porque su acción supone un tiempo quieto y eso no lo conciben. Se está perdiendo el papel que ejercía la imaginación y la capacidad de abstracción para visualizar lo que no se tiene delante, y se recrea con la lectura, desapareciendo la creatividad de la palabra para soñar despiertos.
Ahora que todo quiere enfocarse a través de las Nuevas Tecnologías en el mundo educativo en nuestro país, mi sorpresa fue leer un artículo de abril de 2012, del periódico Le Monde, señalando que los gurús y profesionales de Silicon Valley, enviaban a sus hijos a colegios que no utilizaban los ordenadores, empleando las tradicionales tizas, pizarras, papel y lápiz. Proponiendo una desconexión técnica para la educación básica, porque dicen que la pantalla perturba el aprendizaje. Algo de razón tienen, porque el uso de las nuevas tecnologías tiene que ser entendido como un medio para alcanzar conocimientos y objetivos y no como un fin. Pero para saber utilizar y valorar el uso de una herramienta, previamente debemos aprender a conocer las bases, como se hacía las cosas sin herramientas tecnológicas, para que se fomente la creatividad y la imaginación, de esta forma poder comprobar a través de la experimentación cómo ha evolucionado el mundo, partiendo de la necesidad que nos ha obligado a gestionar de forma creativa las deficiencias que hemos padecido a lo largo de la historia de la humanidad y de esta forma encontrar la solución a los problemas. Si nos dan todo masticado, no dejamos espacio para la creación y la innovación.
Ahora resulta que mucha gente se empeña en argumentar que lo que nos enseñaron en los colegios no sirve, porque no tiene “practicidad” o dicho de otra forma, que no se puede aplicar a la vida real. Yo digo que todo depende de la utilidad que le des a los conocimientos adquiridos, antes todos estudiábamos latín, en su momento decíamos que no íbamos a hablar en esa lengua, y con los años y la madurez comprobamos lo útil que sigue siendo para comprender el origen de muchas palabras, como este ejemplo podemos hablar de otras asignaturas, que en su día nos parecieron sin sentido y ahora nos ayudan a globalizar todo.
Si hacemos una comparación con la cantidad de contenidos a estudiar respecto a épocas anteriores, nos podemos dar cuenta, que en la actualidad a nuestros alumnos se les exigen más contenidos académicos y además tienen más posibilidades de acceder a información complementaria a través de internet.
Hoy en día los contenidos son más cercanos a los alumnos que cuando estudiamos hace más de 30 años, la diferencia estriba en que había otra predisposición hacia el estudio distinta a la se posee en la actualidad, bien por necesidad o por obligación, pero a la larga te veías metido con el tiempo en que asumías que si no estudiabas, no aprendías y que si no estudiabas, no aprobabas las materias.
¿Cuál es la diferencia con la actualidad?, hay infinidad de aspectos que inciden en esos cambios, y es que en estos últimos años se han producido por un lado demasiados distractores externos que impiden o dificultan la concentración y motivación necesaria para el estudio, generando en los alumnos una acercamiento hacia aquello que es más cómodo, genera menos esfuerzo y sacrificio y además es instantáneo, “por qué lo tengo que hacer yo, si lo puede hacer un ordenador y es más rápido”.
Todo en esta vida tiene un proceso de ejecución y como no, en el tema de los estudios es igual, pues para conseguir unos resultados al final de un camino hay que esperar unos años, teniendo que superar una serie de barreras que demuestren que he superando los conocimientos exigidos para la obtención del título que me de la posibilidad de acceder al mundo laboral, mientras que las nuevas tecnologías dan la posibilidad en tiempo real de acceder a cosas inmediatas que no requieren estudio, pero que te cuesta digerir por no tener las bases necesarias para ello.
Cuando estuvimos en edad escolar, no recuerdo que a ningún compañero le gustara estudiar para los exámenes y si alguien dice ahora que sí, creo que nos engaña, nuestros alicientes para el estudio eran muchos y de muy distinta índole, la primera era intentar no llevar suspenso alguno a casa para evitar conflictos familiares, porque éramos conscientes de lo que teníamos que hacer para superar aquellas pruebas, si a eso le añadíamos que nuestros padres hacían un sacrificio para darnos lo que ellos entendían era la mejor educación, que no esperábamos ningún regalo por aprobar el curso, porque era nuestra obligación, como nos decían “ese es tu trabajo ahora”, pues veíamos que estudiar era una necesidad, que a algunos se les daba mejor que a otros.
La verdad es que no recuerdo que mis padres fueran al colegio para preguntar sobre mi evolución académica y personal durante todos los años que estuve estudiando, pero eso sí, que no apareciera ninguna observación negativa en el boletín de notas, porque no se cuestionaría si el profesor lo hizo bien o mal, el problema de cara a mis padres siempre sería mío. Lo cierto es que jamás me sentí abandonado, ni que había una dejadez hacia lo que yo hacía en mis años de estudio, era también como enseñarnos a sobrevivir en un sistema muy duro, en donde ya ellos estaban demasiado ocupados para que no faltara lo indispensable en casa y estuviéramos atendidos en nuestras necesidades. Yo no puedo recriminar que en aquella época mis padres no tuvieran tiempo para asistir a una reunión con mi tutor, porque veía los horarios que tenían desde que se levantaban, hasta que se acostaban y cada día tenían la misma rutina, por lo que nosotros contemplando eso, jamás intentábamos darle un disgusto más de los necesarios y mucho menos con el tema de los estudios o de comportamiento en el colegio.
Siento decir a todos los que añoran el pasado, que aquello que nos pasó fue consecuencia de tantas cosas, que sería complicado ahora tener que explicarlo de forma detenida, pero lo que sí está claro, es que no podemos comparar el antes y el ahora, porque somos personas totalmente diferentes, con otros tiempos, con otras formas distintas de pensar, de vivir, con más tiempo libre para dedicarle a nuestros hijos y sobre todo con una sociedad democrática y plural, en donde por suerte todos podemos expresar libremente nuestras ideas y defenderlas con los argumentos sólidos y veraces.
Está claro que se deben cambiar muchas cosas, hay que preparar a los nuevos profesionales del mañana, a comprender una realidad variable, cambiante, nada rutinaria, para enseñar que las nuevas generaciones tengan la preparación que deseamos en todos los ámbitos y para ello sería necesario un gran pacto de Estado sobre educación sin estar sujetos a quien es el partido que gobierne. Hace falta una hoja de ruta clara sobre lo que queremos, cómo lo queremos y para qué lo queremos en educación, que afecte a todos los españoles.
Descanso en la huída a Egipto obra de Caravaggio 1596-1597 |
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