miércoles, 5 de noviembre de 2025

ACOSO EN LAS AULAS, ¿DESDE CUÁNDO?





 Artículo publicado hoy día 5 de noviembre en la página 24 en la sección de Opinión del periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria.

Estamos viendo cada vez situaciones muy lamentables con noticias de alumnos y jóvenes que se quitan la vida, por motivo de acoso físico y psicológico de los compañeros de clase a lo largo de toda la jornada escolar y su continuidad en las redes sociales fuera del horario escolar.

Toda la vida hemos tenido en las aulas a los niños y niñas abusones y acosadores que tanto física como psicológicamente agreden a los más débiles como si su única forma de divertirse es reírse y ridiculizar al más débil por el motivo “x”, y por desgracia, sin enterarse para nada los adultos que están con ellos durante las horas de clase, patio, comedor, etc.… En la mayoría de los casos se producen los peores acosos cuando no hay adultos entre ellos, es decir, en los cambios de hora lectivas y en las zonas que los docentes y personal del centro no controlan.

Los compañeros de los acosados siempre han sabido lo que sucedía en el aula, y tienen identificados mejor que nadie a los acosadores, sin que alguien fuera lo suficientemente valiente para ayudar al débil. Puede resultar muy duro ver la realidad de lo que hemos estado permitiendo los testigos pasivos a lo largo de todos los años que hemos convivido con ello, el maltrato y acoso a un compañero.

Por supuesto que los culpables son los acosadores, que hieren, golpean, insultan, acosan, menosprecian y humillan a sus víctimas que no tienen las herramientas suficientes para que nos les afecte lo que los otros piensan sobre ellos, porque entre iguales y a edades tempranas es muy importante ser aceptado por el grupo y a veces no te muestras realmente como eres, para que no piensen “los que controlan el cotarro” que eres “un rarito”, porque no piensa igual que ellos o no comparten los mismos gustos y aficiones, y como consecuencia de ello, vamos a “meter en vereda” utilizando descalificaciones personales, humillando y  burlándose del diferente por no pensar como ellos.

Mientras existan grupos humanos sea de la edad que sea, siempre habrá personas que ejerzan dominación sobre otras por miles de razones, pero lo triste es ver cómo se ensañan siempre contra los más débiles o los que no tienen las herramientas sociales suficientes para desenvolverse como quiere el grupo.

Culpables somos todos, por pensar que las situaciones conflictivas de luchas entre alumnos del más fuerte contra los débiles, hacen que ayude a estos últimos a que salgan más fuertes y que lo superará sin intervención externa, porque se tendría que chivar para esto.

Culpables somos todos, cuando desde el principio de los tiempos vemos situaciones de acoso hacia compañeros y miramos para el lado opuesto, por sumarse al borreguismo de la mayoría.

Culpables somos todos, cuando ahora teniendo los medios que tenemos y los conocimientos que poseemos, no actuamos en los momentos y lugares en los que se produce el acoso.

Nadie puede tirar la primera piedra y sentirse impune, recuerden aquello que se decía: “lo que no te mata, te hará más fuerte”. Somos testigos y consecuencia de una educación basada en la ley del más fuerte y de la supervivencia. Tenemos que aprender a buscarnos la vida en una sociedad que como decía Thomas Hobbes en el siglo XVII: “Homo homini lupus” (el hombre es un lobo para el hombre).

Por otro lado, tenemos que decir que hemos estado criando a los niños con un bajo nivel de frustración, sin saber reaccionar ante la adversidad, originado por una sobreprotección de las familias y del sistema que es imposible abarcarlo todo. Esa ausencia de la frustración está originando auténticos problemas en las familias, colegio y sociedad, por no saber actuar el niño cuando recibe un “NO” por respuesta.

Duele ver sufrir a un niño o a cualquier persona, pero lo cierto es que a nadie se le han dado las herramientas necesarias para educar a sus hijos en los tiempos que vivimos de libertad, respeto al diferente y democracia plural. Tampoco se nos enseñó antaño. Podríamos decir que: “Somos lo que vivimos” y dependiendo de cómo transcurra la vida, los valores que me inculcan y las prioridades que establezca cada familia, estaré enfocado a ejercer una determinada forma de vida y actuaré ante los demás, acorde a esos principios.

Estoy convencido de que ningún padre educa para que su hijo o hija sean acosadores, pero debemos aprender desde la humildad y el reconocimiento de los errores, que nos podemos equivocar como familia, que una cosa es mi hijo/a en casa y otra muy distinta es su hijo/a en el colegio con los compañeros/as. Muchas familias se sorprenden cuando los tutores de sus hijos les dicen las conductas de sus hijos/as con los compañeros, durante toda la jornada escolar y su reacción es: “usted me está hablando de otros niño/a, mi hijo/a en casa no hace, ni dice eso”.

Lo malo no es que se produzcan esas divergencias de comportamiento entre la casa y el colegio, sino que no se le de credibilidad a lo que dice el tutor/a de su hijo/a y que se intente siempre ponerse a la defensiva y echar balones fuera, con justificaciones sin sentido, defendiendo lo indefendible argumentando lo siguiente: ¿si el niño/a está más tiempo en el colegio, algo tendrán que hacer ustedes para corregir a mi hijo/a?, sin valorar la relación paterno/materno filial en el hogar y con los amigos fuera de casa.

Es cierto que todo este tema del acoso y los protocolos establecidos por los centros bajo las directrices de la Administración Educativa, les ha cogido a los colegios con el paso cambiado, porque supone que los docentes además de preocuparse de que sus alumnos/as aprendan, maduren, alcancen los conocimientos que imparten en su materia, tienen que controlar los movimientos de intereses que hay en los grupos a los que atiende y detectar las fuerzas de presión que hay dentro de cada aula durante toda la jornada, coordinándose con el equipo docente que imparte materias en los diferentes grupos para ponerse de acuerdo en sus actuaciones puntuales y contrarrestar a los alumnos/as que quieren controlar el grupo.

Así mismo, desde el momento que alguno de los protagonistas que participan en el centro (alumno, familia o docente) nombra la palabra acoso, se abre toda una maquinaria burocrática, que llega a ser engorrosa por lo burocrática, pero que es necesaria para dejar constancia de todo el procedimiento que clarifique esa denuncia de acoso y se tomen las medidas necesarias en el centro.

Los docentes se quejan que si además de dar clases atendiendo a sus correspondientes programaciones de aula, evaluaciones, exámenes, control de aula diario, atención a las familias, vigilancia de patios y comedores, además si lo nombran instructor o si pertenece a la Comisión/Equipo de Gestión de Convivencia es un auténtico marronazo que nadie quiere, porque además nadie está preparado para ello, puesto que todo el trámite implica aplicar un procedimiento legal establecido que puede ser invalidado por falta de forma.

En resumidas cuentas, todos tenemos que poner un poco de nuestra parte para erradicar definitivamente el acoso de las aulas, lo cual sinceramente veo muy difícil, puesto que los seres humanos cuando se ven en grupos son incontrolables, gregarios y siempre intentan hacer prevalecer la ley del más fuerte, y eso no significa que tengan la razón, ni que amparen al más débil.



lunes, 6 de octubre de 2025

¿INTERESA ESTA EDUCACIÓN AL SISTEMA QUE VIVIMOS?

 

Sillería de coro del Monasterio de San Benito el Real, realizada en madera de nogal policromada entre 1525 y 1529 por Andrés de Nájera y otros maestros como Felipe Bigarny y Juan de Valmaseda

Artículo publicado el 6 de octubre de 2025 en la pagina 20 de la sección de opinion del periodico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria 

Llevamos muchas décadas debatiendo en todos los ámbitos de nuestra sociedad, cuál es la mejor educación que deben recibir nuestros alumnos para los tiempos que les va tocar vivir y por los resultados que vemos, está claro que nadie se pone de acuerdo, ni la Administración educativa, ni las familias, ni los especialistas son capaces de poner las bases metodológicas e ideológicas necesarias. En educación existen distintos intereses que están contrapuestos con las mentalidades e ideologías de cada uno, así como los planteamientos de vida que se proponen acorde a cada momento que no llevan a nada, nadie da un paso realmente eficaz para implementar las propuestas que los profesionales de la educación sugieren impidiendo que se alcance un verdadero acuerdo de Estado en esta materia. Nadie es capaz de adelantarse y proponer alternativas reales, porque tenemos un mundo cambiante, contradictorio y en constante movimiento, todos tienen miedo a equivocarse y ser criticado por los contrarios.

Casi todo está escrito y solo hay que mostrar un mínimo de interés para que el mundo se mueva y en educación el movimiento no se va a percibir jamás de forma inmediata. Tendrán que transcurrir generaciones para ver el fruto las medidas que se establezcan ahora, pero lo cierto es que no nos podemos quedar con los brazos cruzados nadie, incluyendo a instituciones, centros educativos, familia y sociedad, todos somos partícipes importantes en la educación de nuestros hijos, nadie puede mirar para el lado contario.

Estamos en la época de poner en duda absolutamente todo, todos opinan sobre todo y consideran que su idea sobre el funcionamiento de cualquier apartado es más válida, que la del profesional que se formó para ejercer dicha profesión. Todo es cuestionable y nadie está exento de estos juicios por parte de profanos. Padre Google, las redes sociales y ahora la IA (Inteligencia Artificial), nos dan el guion de los principios de lo que deberían ser las verdaderas respuestas, el factor humano y personal pasa a un segundo plano. Muchos se llenan la boca de neurodidácticas, y metodologías alternativas novedosas en el campo educativo, que no son malas, pero nadie ha puesto las bases reales de lo que tiene que controlar e interiorizar un alumno independientemente de los contenidos mínimos curriculares, que además eso se les olvida una vez que lo estudian para examinarse. Hablamos de los valores y conductas necesarias mínimas para que todos los alumnos tengan unas habilidades con las que saber desenvolverse en una sociedad independientemente del tipo de educación que hayan recibido. Pretender hacer buenas personas entre todos, ya está bien de fomentar tanta individualidad cuando dependemos los unos de los otros.

En medio de este debate existe una gran realidad en el momento actual, aquí y ahora, con la gran pregunta: ¿qué están haciendo nuestros hijos en las aulas en este momento?, ¿Qué hacen los docentes para mantener a nuestros hijos activos, creativos y productivos durante la jornada escolar?, ya no se pregunta a los hijos ¿qué has aprendido hoy?, ¿cómo podrías aplicar lo aprendido en el día a día?, ¿respetas a tus compañeros y tus compañeros te respetan a ti?

Por el contrario, las preguntas y respuestas que reciben los alumnos cuando son recogidos por sus familiares son: ¿qué comiste?, ¡si te pegan, respóndele!, ¿sigue el profesor X llamándote la atención?, ¿los compañeros se quejan de que es mucho contenido para el examen?, ¿te dejaron entrar en el cole con esas pintas que llevas de desaliñado?, ¡te llaman la atención solo a ti!, ¡me voy a quejar al director/a del colegio!,

Estas preguntas solo son lo que se puede ver del gran iceberg que es la educación en el aula y fuera de ella día a día y de las respuestas lógicas que van dando en función de cada una de las situaciones personales y familiares de los alumnos, del espacio físico en el que se muevan y del momento del día que se viva.

No sé cómo manifestarlo ya, pues la situación es muy grave, por supuesto que es muy bueno hacer niños felices, pero eso no tiene nada que ver con tener niños ignorantes y maleducados, sin valores, ni metas a corto ni largo plazo, ellos están en el colegio porque primero es un deber como ciudadano, segundo porque sus padres les han obligado, pero ellos no tienen el convencimiento de que gracias a los estudios podrán conseguir lo que se propongan en la vida. También es triste ver la imagen que existe hoy en día, que tenemos la juventud mejor preparada de nuestra historia y existe un número muy importante de ellos haciendo trabajos para subsistir como sirviendo en bares y en cajeros de supermercados (que son trabajos muy dignos) y la solución nos es ir a abrazar a los extremismos con sus cantos de sirena aludiendo que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Ante muchas de las situaciones que se están viviendo en las aulas con los alumnos, también los docentes podrían hacerles muchas preguntas a las familias como, por ejemplo: ¿Qué hacen los padres y las madres con sus hijos cuando los niños/as están fuera del centro educativo, para que sus hijos/as lleguen al día siguiente a clase sin los valores, hábitos y conductas mínimas necesarias para disfrutar del proceso de enseñanza y de respeto hacia los demás?, ¿Están cumpliendo las familias con todas las obligaciones que conlleva de ser padre/madre o delegan en terceras personas haciendo dejación de responsabilidades por comodidad u obligación laboral?

Estamos en la época de la desconfianza hacia todos, sin respuestas claras, porque a lo mejor dichas respuestas no me gustan, y quiero que se imponga mi verdad, porque escuchar puede conllevar el esfuerzo de asumir la verdad de los demás, dándose la situación en la que opinar de forma distinta separa a las personas.

Ser padres y madres supone un trabajo con los hijos y una responsabilidad, que no todos están dispuestos a seguir, porque es muy duro ser padres los 365 día del año, las 24 horas al día y el resto de las vidas de sus hijos.

 

Hay padres y madres que su reflexión está fundamentada en el egoísmo personal, pues su planteamiento se basa en que la vida de sus hijos será compartida temporalmente hasta que dejan la vivienda familiar y forman su propio hogar, que a quien tienen que dedicar más atención es a su pareja, que compartirá su jubilación. El nivel de implicación de los padres con la vida de los hijos la da el cariño y la educación con que los hayas educado. Pero la respuesta de los hijos en los últimos años de vida de los padres está en función del acompañamiento y el cariño que se haya tenido con ellos a lo largo de toda su existencia. Lo cierto es que cada familia está convencida que todo lo que ha hecho es lo correcto a lo largo de la vida de sus hijos, acorde a su nivel de conocimiento, intereses y valores de vida en la educación en el hogar. Está claro que, para recoger los frutos, al final siempre hay que sembrar, de lo contrario durante los últimos años de nuestras vidas, nos veremos rodeados de funcionarios de instituciones geriátricas, que atenderán nuestras necesidades físicas, pero no sabemos si tendremos el necesario cariño y compañía de nuestra familia.

Esta sociedad hedonista que hemos ido creando en estas últimas décadas nos ha ido derivando hacia un ser humano más egoísta, materialista y egocéntrico, sin atender a lo que verdaderamente se necesita en el ámbito familiar, como en el social. Nos hace falta que se inculque desde que somos pequeñitos más valores sobre la ayuda desinteresada al prójimo, haciendo ver que nuestras buenas y malas acciones siempre tienen unas consecuencias para todos los que nos rodean, por consiguiente, lo que no desees para ti, no se lo hagas a los demás.





martes, 8 de julio de 2025

REALMENTE, ¿ESTA ES LA SOCIEDAD SOÑADA PARA NUESTROS HIJOS?


"Torre de Babel". Pieter Brueghel. 1563. Kunsthistorisches de Viena. Austria


 Artículo publicado en la página 22 de la sección de Opinión del períodico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria

Comenzaremos otro curso escolar en septiembre en iguales o peores condiciones que el anterior, lleno de incertidumbres, con infinidad de cuestiones cruciales pendientes sin resolver a nivel de educación general y como se suele decir y la casa sin recoger.

Cuando hablamos de educación hay muchos que se ponen de perfil, para que no los señalen, pensando que la responsabilidad se diluye, cuando son muchas las personas e instituciones que intervienen en la formación de los alumnos.

Cada uno podemos pensar que la responsabilidad final la tiene el siguiente en el escalafón y así podemos estar mareando la perdiz hasta el infinito, y con esta situación de precariedad los grandes perdedores, siguen siendo los alumnos, que no entienden lo que pasa a su alrededor, una sociedad cambiante e inestable, con contenidos y valores cambiantes trastocados, carente de seguridad moral, de principios democráticos positivos que sepan aplicar para erradicar aspectos negativos que vemos como se han generalizado en todos los ámbitos y los tenemos que estar dando como buenos porque no hay referentes positivos que los contrarresten. También hay que decir que esto no se reconduce con una varita mágica, ni con una vuelta al pasado. Entre todos tenemos que poner las bases de la nueva sociedad que queremos por el bien de todos y los que tienen las herramientas, como siempre, están mirando para Cuenca.

Debemos actuar de forma inmediata para enmendar muchas actuaciones recientes que afectan al día a día de nuestra juventud, ¡pero hay que hacerlo ya!

Pensamos que al igual que ocurre en el mundo de los adultos, estamos en una espera permanente a ver qué pasa con todo lo que se deben hacer en el desarrollo de la educación, sin embargo es fundamental corregir la desidia, el aburrimiento, la desgana y desmotivación con la que nos estamos encontrando en varias generaciones de jóvenes, que les hemos insistido en que siempre deben estar preparándose, porque esta nueva sociedad que les hemos dejado es trepidante, pero no por ello significa que sea mejor, ni con más oportunidades, mientras nosotros, los adultos, no nos pongamos de acuerdo con lo que queremos.

Vemos a nuestros hijos deambulando de un lado para otro, de un país a otro, buscando una estabilidad que no les llega y que ven cada vez más lejana y que los años pasan y que tienen que seguir preparándose y no llega su momento, para terminar escuchando que están sobre preparados con sus titulaciones. No les llega el famoso tren de la oportunidad del momento justo, pero es que no les está llegando nada, y cuando les llega algo, es para aprovecharse de ellos.

No pido un estado paternalista y protector, sino que la igualdad de oportunidades para todos sea real en función de los méritos y preparación. A igual formación, igual posibilidad de acceso y remuneración.

Me duele ver a jóvenes y no tan jóvenes como están día tras día esperando y buscando su momento para poder estabilizarse y emanciparse de la familia y que como nosotros en su día, tengan su oportunidad de vivir su propia vida sin depender de nadie.

Encima tenemos que dar las gracias que estos jóvenes tengan unas familias que les sigan ayudando cuando pueden, porque ellos no alcanzan a hacer frente económicamente a nada, y tienen que aceptar cualquier trabajo, antes que nada. Es lamentable ver cómo se aprovechan de ellos quienes presumen de que ya hemos superado lo peor de la crisis y que se han estado frotando las manos, para que  pudieran ejercer un abuso permanente, viendo como el mercado laboral  y las condiciones laborales y económicas son cada vez más precarias, los grandes beneficiarios de todo esto son los de siempre con otras caras y con menos años, los que quieren hacer su riqueza gracias a necesidad de los demás, bien sea por viviendas caras, salarios que no alcanzan para un sostenimiento normal, servicios insuficientes y mal atendidos, y un largo etc.

Cómo vamos a pretender que esta juventud avance si no hemos hecho nada para que su situación tenga una garantía de futuro y encima salen informes como el del Ivie y la Fundación BBVA para 2065, señalando que esta tardía salida del domicilio familiar e incorporación al trabajo tiene como consecuencia una prolongación de la vida laboral hasta los 70 o 71 años, para poder percibir una jubilación digna.

La solución por ahora, no la tenemos nadie, pero por lo menos deberíamos intentar poner la mejor voluntad entre todos para hacerles una vida un poco mejor de la que tienen en la actualidad.


Museo Pedagógico de Aragón. Huesca capital.

lunes, 16 de junio de 2025

NUESTRO FUTURO EN MANOS DE LOS JÓVENES

 



Artículo publicado el domingo 15 de junio en la página 31 de la sección de Opinión del Periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria. 

 Las encuestas nos están marcando una idea muy aproximada sobre la intención de voto de una franja de edad de los jóvenes en los últimos sondeos demoscópicos. Estamos viendo como en el continente europeo las mareas ultraconservadoras y nacionalistas están avanzando a pasos agigantados y en nuestro país las proyecciones están manifestándose en el mismo sentido.

Cada país tiene su propia idiosincrasia y el nuestro tiene una carga y una historia muy particular, con una democracia muy reciente, solo hace 47 años que el pueblo español ratificó la Constitución Española, ese tiempo no es nada, aunque parezca una eternidad y que con todo lo que ha sucedido da la impresión que hemos ido y vuelto al pasado varias veces.

Lo cierto es que tenemos infinidad de capítulos por escribir y de puertas que se tienen que cerrar de forma conveniente, con mucho cadáveres y asuntos por el camino que no se enterraron como se tenía que haber hecho, y de aquellos barros tenemos estos lodos.

Ahora nos comenzamos a preguntar por qué hemos llegado a esta situación en la que segmentos de edad de jóvenes no se cortan un ápice en manifestarse en público y en privado como ultraderecha convencida, mostrando ya desde los centros escolares manifestaciones públicas en las aulas y en la calle  enaltecimiento de los símbolos franquistas y proclamas de dicha época, sin haber vivido o experimentado ellos nada de los años de la posguerra, añorando valores caducos de la sociedad con símbolos prohibidos y cantos cuyo significado ni entienden, nombrando a personajes que ni conocieron, ni estudiaron de forma objetiva.

Nos estamos encontrando con un “todo vale” en aras de una pretendida libertad de expresión, respetando solo a los que ellos quieren, no a todos los diferentes, queriendo marcar las líneas por las que todo el mundo se tiene que mover, porque no solo no sale en la foto, sino que deja de aparecer.

Podemos hacernos muchas preguntas, sobre todo, ¿por qué han calado tan profundamente estas ideologías neofascistas entre una franja amplia de la juventud?

¿Qué futuro es el que ellos están percibiendo?

¿Qué educación sobre valores democráticos han recibido en el seno familiar?

¿Qué correcciones se les han hecho cuando comenzaron a manifestarse con proclamas nazis?

¿Qué ha hecho el sistema educativo para que los niños interioricen la democracia, libertad y el rechazo a los movimientos totalitarios?

¿Qué modelos tienen en sus mentes para alcanzar sus metas en la vida?

¿Qué modelos de proyecto de vida están viviendo en la actualidad?

¿Qué expectativas esperan los jóvenes de la sociedad en la que viven?

¿Es la vuelta a los valores tradicionales la única opción que se les está vendiendo a estos jóvenes?

¿Importa el nivel cultural de esta juventud de ultraderecha?

¿Los estudios que realizan les garantiza una estabilidad económica de futuro?

¿Qué nivel de autoexigencia tienen para conseguir los objetivos profesionales o educativos que se propongan?

¿Se consideran que tendrán la preparación suficiente para corregir los errores que van a heredar?

Existen muchas respuestas y seguro que cada uno puede añadir más argumentos que puedan ayudar a comprender esta situación que es tan delicada, porque en breve podrán y tendrán el derecho a votar libremente lo que ellos quieran y probablemente la balanza se inclinará hacia donde ellos decidan.

Lo cierto es que todavía quedan en el cajón infinidad de interrogantes que sus respuestas dependen de cada uno y de la formación y la vida que hayan vivido, pero la conclusión es que todos nos llegamos a hacer las mismas preguntas: ¿cómo ha podido llegar a ocurrir el desapego de la juventud y la deriva ultranacionalista en los tiempos de auge económico que vivimos y con los avances que se están produciendo en la sociedad? ¿En qué nos hemos equivocado?

Da la sensación que se están dando pasos de gigantes hacia atrás, un involucionismo que es muy difícil contrarrestar por la desafección que se está produciendo hacia la clase política por inacción ante las necesidades desatendidas de vivienda, integración y garantía de futuro, añadiendo también las distintas polémicas que surgen a nivel nacional aireadas de forma estridente, trasladando el mensaje que aquí quien grite más alto tiene la razón.

Da miedo pensar que la razón, la verdad, la pluralidad, la diversidad, la democracia y la libertad de pensamiento progresista es woke, ahora solo etiquetan de forma despectiva ellos, los de siempre, los que quieren el poder a cualquier precio, sin importarles la verdad. Se deben retomar todos los valores que nos llevaron a crear una España diversa, multicultural, con diferentes lenguas, democrática, libre de la intolerancia y del fascismo. Nadie en su sano juicio debería desear que volvieran los iluminados salvapatrias para reconquistar de nuevo a España derogando conquistas democráticas, sociales, laborales y culturales que tanto esfuerzo y sacrificio costó a lo largo de estos años. La gente está comenzando a tener miedo, por lo que pueda venir y ya nos están avisando. Quiero recordar el refrán que dice “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.