martes, 24 de junio de 2014

EDUQUEMOS ENTRE TODOS

Camino del Calvario obra de Pieter Brueghel el Viejo pintada en 1564


http://www.laprovincia.es/opinion/2014/06/24/eduquemos/616355.html
Ignacio Pardo Luzardo*

A los que nos gusta que la ciudad donde vivimos tenga las calles limpias y cuidadas, espacios verdes, canchas deportivas y zonas de ocio, hemos podido comprobar, que independientemente de la falta de recursos asignados por las instituciones públicas para su adecuado mantenimiento y vigilancia, existe un matiz que nadie ha querido tocar por no considerarlo políticamente correcto, y que afecta directamente a los usuarios de todos los espacios comunes de una ciudad, me refiero a la educación necesaria e imprescindible de todos los habitantes de cualquier municipio, para que sintamos como propio cada uno de los espacios construidos y habilitados para el recreo y disfrute de sus ciudadanos, y como tal aprendamos a asumir que debemos inculcar desde el seno familiar el cuidado y respeto hacia esos espacios construidos, pensando en las personas que estamos viviendo en ese lugar, porque es de todos y para todos.

El que se proponga esta reflexión cívica, no implica su defensa afinidad con ningún interés político, ni de grupos económicos o clases sociales determinadas, simplemente que asumamos como propio, lo que se paga con los impuestos de todos. Si vamos de paseo por cualquier ciudad o pueblo de España, podemos darnos cuenta de la situación de deterioro real en la que se encuentran los espacios públicos y eso merece que nos paremos y veamos de nuevo, en qué nos estamos equivocando, para enmendarlo.

Difícilmente un niño o un joven podrán respetar, o cuidar algo que es de todos, si en la casa familiar tampoco se muestra respeto hacia lo que hay en el interior de la vivienda y no se tiene claro lo que está bien y lo que está mal. Es por lo que llevo insistiendo, que es desde el hogar donde se inculca al niño todos los valores y entre otros, el que no se rompan los objetos de forma deliberada, ni se haga mal uso de los mismos. Los padres son los responsables de aleccionar en sus hijos el cuidado y el respeto de lo ajeno. Las conductas inadecuadas en los hijos no pueden quedar en nada, sin un reproche, ni un gesto de desaprobación por parte de los progenitores que les están educando. Además de manifestarse los padres con un gesto de enfado por lo inadecuado de la acción, y hacerle ver al niño que romper intencionadamente o que coger lo que es de otro no es lo correcto, hay que reprenderle para que no vuelva a repetirse. Jamás se le debe reír la gracia al hijo por un hecho reprobable, ni quitar hierro haciendo quedar como que fue un juego mal entendido o una broma. Si la familia no le da la importancia que tiene, el niño considera que está bien y que lo puede repetir, si de pequeño no se atajan determinadas situaciones y conductas, cuando sean mayores tendrá repercusiones más graves.

También hay que corregir a nuestro hijo cuando está en la calle y vemos que no respeta aquello que es de todos, o simplemente que no es suyo, como son los juegos de los parques, las instalaciones deportivas, contenedores, depósitos para la basura que están puestos por toda la ciudad, las farolas, las paredes, limpieza de las calles, ruidos, cristales de los establecimientos, y un largo etc.

Los niños repiten lo que ven de los mayores, aprenden por imitación y si no atajamos las malas conductas que afectan a sí mismo y a los demás, estamos permitiendo que cada vez suba de nivel y se llegue a un extremo, que nadie va a poder pararlo. Hay que potenciar modelos positivos en los niños, pues la repetición de buenos ejemplos, origina costumbres y conductas positivas.

Es triste que se tenga que tener una autoridad cerca para que respetemos las normas mínimas de convivencia, si no es así, se produce una relajación en el cumplimiento del deber, y hay quien cree que puede hacer un uso inadecuado de lo que es de todos y si lo rompe no pasa nada, pues se ha comprado con parte de los impuestos que paga su familia y es libre de hacer lo que le venga en gana. También los hay que descargan su ira y enfado contra el mobiliario público, puesto que no tienen control sobre sí mismo y creen que destrozándolo van a solucionar su mal humor, sin pensar que su reposición va salir del mismo bolsillo del que se compró, el de todos los ciudadanos. Como señalamos antes, lo que no se interioriza en el hogar familiar, no lo va a dar ni el Colegio, ni la calle, ni nadie ajeno al padre o a la madre.

Tenemos que reconducir toda la educación familiar hacia los hijos, para evitar que se produzcan no solo las situaciones de deterioro general, sino también volver a humanizar nuestras relaciones sociales, inculcar desde pequeños que existen palabras mágicas que abren puertas como decir “por favor”, “gracias”, saludar cuando se entra a cualquier lugar donde hayan personas, independientemente de si las conoces o no, despedirse cuando se van, ayudar desinteresadamente a las personas que lo necesitan, ceder el asiento a personas mayores, enfermas y embarazadas en los transportes públicos y un sinfín de cosas que tenemos que retomar para que nos demos cuenta, que sin las personas que nos rodean no somos nada, tenemos que abandonar este egoísmo en el que nos estamos recluyendo, existe vida y personas fuera de casa. Sabemos que existe gente mala, pero han existido toda la vida, lo que tenemos que hacer es preparar a nuestros hijos para que sepan discernir y eso se consigue ayudándoles a crecer y a madurar con buenos modelos educativos desde casa.

Propugnar una defensa y cuidado de los espacios y enseres públicos, no significa tener color político alguno, simplemente intentar que podamos vivir con un poco más de calidad en unas ciudades cada vez más abandonadas de la mano de Dios y de los ayuntamientos, donde no se está cuidando para nada a los jóvenes, si nos fijamos un poco a nuestro alrededor, vemos como desde hace años, se han ido creado muchos parques infantiles, sin pensar que esos niños crecen y que no tienen ningún espacio público abierto para poder desarrollarse, con juegos e intereses específicos para ellos. Consecuencia de todo eso, es que en este momento vemos a los chicos agrupados en torno a las grandes superficies o reunidos en las calles, sin una ubicación para que ellos puedan tener su espacio de desarrollo.

Deberían las instituciones públicas crear campañas de sensibilización sobre el respeto de lo público en centros educativos, asociaciones y demás medios de comunicación, al igual que se hace con otras campañas como son la educación vial, día sin coche, reciclaje de las basuras, ciudad sin humo, etc.

* Asesor-Gestor Educativo



El pago del tributo de Masaccio entre 1424-1427

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