viernes, 26 de diciembre de 2014

INFLUENCIA DE LOS PROGRAMAS DE PRENSA ROSA EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS.


Mapa del infierno obra de Sandro Botticelli 1480-1495

Publicado en la sección de opinión del periódico La Provincia el viernes 26 de diciembre de 2014

Desde hace ya unos años, vemos como en las parrillas de distintas cadenas de televisión, los programas de mayor audiencia son aquellos que un día tras otro durante todas las estaciones del año emiten programas de prensa rosa, cuyo hilo conductor y guión fundamental es diseccionar la vida de los personajes públicos y famosos, auspiciados en muchas ocasiones por los propios interesados, porque les da rédito económico ya que les interesa estar en el candelero, y en otros casos en que los famosos no lo buscan, a la audiencia les da más morbo e interés conocer aquellos secretos inconfesables de la vida privada de personas de la alta sociedad, del mundo del arte, la cultura, el deporte y la moda, pero que casualmente, alguien cercano ofrece una información puntual, por una importante cantidad de dinero y la posibilidad de seguir enriqueciéndose a costa de exclusivas, y que son capaces de traicionar hasta a su propia madre.

Antiguamente esos temas tan concretos y banales, se localizaban en exclusividad en determinadas revistas especializadas, las denominadas genéricamente prensa del corazón, que con cierta periodicidad estaban en los kioscos de prensa y dirigida a un público específico, las adquirían los que estaban interesados, dejándonos al resto de los mortales sin la necesidad de saber nada íntimo de nadie. Ahora lo que vende está en la televisión, a cualquier hora y eso es como la palabra de Dios, generando más rédito y audiencia.

¿Realmente es este un modelo de vida que queremos transmitir a nuestros hijos?, vamos a detenernos un poco en lo que percibimos diariamente ante la emisión de cualquier programa de este tipo, en primer lugar observamos un grupo importante de personas cuya única cualificación para estar participando en estos espectáculos, no es otra que el haber hecho mucho ruido con su forma de llevar la vida personal y conseguir venderla a determinada prensa ávida de estas noticias, porque saben que eso tiene gancho y les da cierta popularidad, auspiciada por sacar su vida privada en público a bombo y platillo, sin importarles los modelos que están transmitiendo, generando un estereotipo de vida, de los que ahora muchos jóvenes añoran, pues lo ven como una forma fácil de conseguir dinero sin tener cualificación alguna, a través de exclusivas sobre las relaciones personales con tal o cual famoso, y si a eso le añadimos que tienen fácil verborrea con gritos y descalificaciones hacia los contertulios ante el programa de televisión, tenemos un coctel perfecto para provocar un alto índice de audiencia.

Cuando preguntas a la gente conocida sobre su visión de este tipo de programas, nadie reconoce de entrada estar enganchado a los mismos, pero resulta que si estos programas siguen en los niveles más altos de audiencia, es por su seguimiento masivo y porque tienen un tirón importante en el conjunto de la sociedad. Esto nos vuelve a poner en el punto de mira sobre el tiempo que estamos diariamente ante el televisor y los modelos de vida que están contemplando nuestros hijos con nuestro interés en el desarrollo del programa, por estar entretenidos en algo que no nos aporta nada, simplemente tenernos ocupadas unas horas muertas viendo como se despellejan unos contertulios, faltándose al respeto entre ellos y todo eso va quedando como un poso, que a la larga, no podemos exigirles a nuestro hijos conductas distintas a las que hacemos ante ellos y permitimos que vean. No solo hablamos de lo deseable que sería para nuestros hijos el potenciar los hábitos saludables de orden, respeto, responsabilidad, de felicidad, sino también de analizar lo que sus hijos están deglutiendo día tras día ante el televisor zampándose todo tipo de programas en compañía de los adultos, sin filtrar contenidos, comentarios, actuaciones que ven ante la pantalla de la televisión. Hay que pensar que todo lo que se hace de forma incorrecta, a la larga, tiene sus consecuencias, y en educación las equivocaciones se terminan pagando muy caras.

No voy a entrar en el daño que hace entre el entorno de los adultos estos programas de entretenimiento denominados prensa rosa, esas personas son mayores de edad y libres de elegir y seleccionar el canal en función de sus gustos e inquietudes, demostrando una vez más lo lejos que estamos de conseguir remontar las brujas de antaño sobre nuestro nivel cultural e intereses en general y ahondar en el estudio de si en nuestro tiempo libre nos dedicamos a ver, escuchar y participar de los trapos sucios de otras personas, para aliviarnos de nuestras propias miserias y problemas. Podemos llegar a pensar que si los que están en la televisión son los que se enfrascan en esas discusiones bizantinas, y que a nosotros no nos aportan nada positivo en nuestras vidas, pues pensamos que más bien lo que hacen es generarnos una distracción momentánea, cuyo mensaje no es otro que generar un sedimento residual en nuestra mente llegándonos a preguntar: ¿qué me está aportando este programa de enriquecimiento personal y familiar?

Los modelos de las personas que admiramos en la vida, son los que nos marcan como referente para el futuro, si no tenemos pilares sólidos en los que podamos mirarnos para fijarnos metas, estamos perdidos. El océano atlántico ya fue descubierto hace mucho tiempo y en la educación de los niños es fundamental fijar referentes positivos y constructivos que ayuden a marcar el camino de los mismos.

Nos estamos lamentando de que los representantes del pueblo no tienen la credibilidad que sería deseable, porque anteponen sus intereses personales o partidistas antes que los del pueblo que les eligió, se habla de castas y de regeneración de la sociedad, que los modelos de antaño no son válidos en la actualidad, pero ¿qué modelos les estamos ofreciendo a nuestros hijos día a día?, vivimos en un mundo lleno de contradicciones, nuestros jóvenes encima ven como algunos de esos candidatos a imitar pueden estar trabajando diariamente en la televisión en esos programas de prensa rosa, que ganan mucho dinero, y los niveles de estudio brillan por su ausencia, presumiendo del golpe de suerte que han tenido de estar en el momento justo y en lugar indicado para hacerse de oro a costa de publicitar las miserias de los demás.

¿Hacia dónde vamos? Nos dicen que tenemos que hacer otra forma distinta de enseñar para afrontar los retos que tenemos en este siglo XXI, y al mismo tiempo vemos lo fácil que es generar opinión mediante el bulo con todos los medios que tenemos a nuestro alcance, utilizando aquella máxima del ministro de propaganda nazi Joseph Goebbels que decía: “difama que algo queda”.
Museo Nacional de Arte Romano de Mérida obra de Rafael Moneo 1986


1 comentario:

  1. El reto es grande y a largo plazo. Desde mi enfoque o parecer, es muy
    importante la educación temprana, desde muy pequeños trabajar sobre
    programas específicos de cultura, "quién soy" a través de lo que el
    mundo ha realizado en arte, filosofía, tecnología, etc. Y además también
    ingresar a los padres jóvenes y no tan jóvenes a programas educativos
    de esta índole. No solamente la escuela para los niños, escuela para
    padres y de mejoramiento de las personalidades y de la eterna pregunta
    sobre quiénes somos y hacia dónde vamos, qué es lo que queremos de
    nosotros mismos y para nuestros hijos?? La educación sigue siendo la
    mejor alternativa para mejorarnos como individuos, como comunidad y como
    especie. Programas donde desde pequeños aprendamos a obedecer para
    propiciar la libertad pero también la honestidad y la prosperidad más
    del alma que de lo material. Enseñar, mostrar que la riqueza que se debe
    perse-guir no está en tener sino en ser.

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