Ignacio
Pardo Luzardo*
Publicado en el periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria 25.02.2014
http://www.laprovincia.es/opinion/2014/02/25/obsolescencia-programada-educacion-espanola/592301.html
Publicado en el periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria 25.02.2014
http://www.laprovincia.es/opinion/2014/02/25/obsolescencia-programada-educacion-espanola/592301.html
Todos creemos que cuando
compramos un objeto, si lo tratamos de forma adecuada y hacemos el
mantenimiento correcto del mismo, nos
durará muchísimo tiempo, salvo por una caída accidental o deterioro lógico por
el uso. Hace tiempo tuve la oportunidad de ver un documental, sobre la
importancia de la “obsolescencia
programada” que se aplica a innumerables objetos y aparatos cotidianos, por
no decir a todos los bienes de consumo
que empleamos los habitantes de este planeta y cuál fue mi
sorpresa al averiguar, que la mayoría de los artículos que utilizamos, tienen una caducidad programada y medida que
viene ya marcada por los fabricantes mediante un sinfín de mecanismos, chips
que hacen que una impresora deje de funcionar cuando se alcance el número de
copias máximo asignado por el constructor, a pesar de estar en perfectas
condiciones, cámaras de fotos digitales que tienen definidos un número máximo
de disparos según modelos y marcas, lámparas con duraciones máximas de horas
fijadas por la propia fábrica, tejidos para ropa con una calidad inferior para
que dure solo una temporada, y un largo etcétera que nos quedaríamos asombrados
de la realidad de aplicación de ese término que nos puede parecer tan extraño como
es la “obsolescencia programada”.
Está claro que esa
obsolescencia programada, hace que funcionemos bajo la máxima “comprar- tirar-
comprar”, para que nuestro sistema productivo pueda seguir en movimiento, sin
darnos cuenta que formamos parte de una cadena consumista, que las técnicas de
marketing nos quieren hacer ver como una necesidad, para que todo fluya en el
mismo sentido.
Nos crean necesidades
superfluas para que sigamos manteniendo la máquina del consumo, los políticos y
economistas insisten en que la única forma de salir de la crisis, es que hay
que mejorar el sistema para que las clases medias vuelvan a consumir, y de esta
forma, reactivar la economía, para hacer más de lo mismo, nos manejan a su
antojo y nos conducen según sus necesidades. Generan las crisis cuando les
interesa, y las prolongan hasta que los gobiernos ceden a sus pretensiones, todo ello, en
perjuicio siempre de la mayoría silenciosa de la población.
Sería deseable que las
personas responsables de elaborar las legislaciones educativas, dejaran de aplicar
el concepto de la obsolescencia programada,
puesto que ellos son conscientes que todo lo que hacen para su
aplicación, saben perfectamente que tendrá un tiempo finito a corto plazo, pues
responde a un programa electoral determinado, siguiendo las mismas políticas
que hacen las industrias de bienes de consumo cuando diseñan sus productos, no crean
para que duren el tiempo necesario de ver los frutos, sino para que provoque en
el consumidor la necesidad de adquisición de un nuevo producto, es decir
elaborar otra ley en la siguiente legislatura, que tape el parche anterior
según su programa electoral.
Qué triste pensar que nos
consideren como consumidores de educación y que no entiendan que los principios
de la educación se basan en el diálogo y el consenso y que su fin trasciende a
nosotros mismos.
¿Acaso no estamos viendo el
reflejo en la población de las consecuencias de políticas educativas
equivocadas a lo largo de estos años, en donde nos encontramos a un grupo muy
importante de alumnos, por no decir la mayoría, que estudian exclusivamente
para aprobar y otros, los menos que estudian para aprender?
Nadie ha pensado cuando se
habla de educación en nuestro país, que realmente el problema no está exclusivamente
en los alumnos, nos quejamos porque no les gusta estudiar, que a partir de una
edad determinada, no quieren ir al colegio, cada vez les gusta menos leer
libros, quizás deberíamos poner en tela de juicio todo el sistema educativo. Sir
Ken Robinson, educador, escritor y Doctor por la Universidad de Londres dice: “el sistema educativo actual fue diseñado,
concebido y estructurado para una era diferente. Fue concebido en la cultura
intelectual de la Ilustración y en las circunstancias económicas de la Revolución
Industrial de mediados del siglo XIX”.
Decía una compañera de trabajo,
que si un profesor del siglo XIX se levantara de la tumba, estaría en su salsa,
pues la metodología con matices, apenas había cambiado desde entonces.
Seth Godin empresario americano
y uno de los teóricos de marketing más importantes del siglo XXI, en la misma
línea que Sir Ken Robinson, se pregunta ¿para qué sirve el Colegio en la
actualidad? ¿Está respondiendo el colegio a las nuevas exigencias de la
sociedad? Godin explica que la escuela actual “enseña obediencia” y que “somos productos de la era industrial”. Señala que el sistema
educativo se forjó durante el siglo XIX, con lo cual “la intención no era capacitar a los alumnos del mañana, sino entrenar a
la gente para que trabajara en fábricas”. Afirma que lo que enseña el
colegio es a “a comportarse, a ser sumiso
y a encajar, a crear gente
intercambiable, para convertirlos, a su vez, en consumidores”.
Creo que la forma de empezar
a cambiar el sistema está en la base y esa es la Universidad, donde se forma a
los profesionales de la docencia. La universidad española está sufriendo muchos
cambios a raíz de la implantación del Plan
Bolonia en estos últimos años, pero el reflejo de esta transformación
tendrá que manifestarse en las futuras generaciones que formen a nuestros
alumnos, estos docentes universitarios ya tendrán que estar trabajando desde
ahora en los nuevos métodos de enseñanza que se están exigiendo en los niveles
no universitarios, y estudiando la forma de mejorar los rendimientos en todas las carreras
para llegar a la excelencia en la educación. Deberían de haber materias
específicas en las carreras, para aquellos alumnos universitarios que quieran
dedicarse a la docencia en los niveles de secundaria, no esperar como ocurre
hoy en día, a que terminen su grado y tengan que hacer un Máster específico(lo
que antes era el CAP) para poder impartir clases, por lo que se debería diseñar un nuevo
sistema de enseñanza en la universidad, para que esos futuros profesores sean
los que apliquen de forma correcta las nuevas exigencias que nos están
imponiendo desde Europa.
Los docentes de niveles no
universitarios que estudiaron sus carreras con unas metodologías distintas a
las exigidas, hoy están al pie del cañón dando lo máximo, día a día con los
alumnos, permanentemente reciclándose para aplicar lo que le marcan las exigencias del
BOE/BOC, siempre “a verlas venir” con
el partido político que toque en la legislatura. Pero es que estos políticos ¿no
se quieren dar cuenta, que estamos hablando de formar a personas, que educar no
es hacer botellas de cristal en una fábrica, y que tenemos también entre todos
la responsabilidad de educar a la juventud que dirigirá las riendas de España
en el futuro?
Todos somos conscientes que nuestra permanencia física en
la tierra es limitada en el tiempo, pero que nuestro sello cultural permanece
en la sociedad a lo largo de generaciones, y ¿en qué consiste ese sello
cultural?, pues en la transmisión de valores, conocimientos, formas de pensar y
actuar, procedimientos y como no, en tener herramientas para planificar el
futuro, con una meta muy clara que es alcanzar la felicidad. Concluyo con una
frase de Immanuel Kant que sintetiza todo y dice: “El hombre no es más que lo que la educación hace de él”.
*Asesor-Gestor Educativo.
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