Ignacio
Pardo Luzardo*
Publicado en el periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria 04.02.2014
http://www.laprovincia.es/opinion/2014/02/04/vivimos-posibilidades/587750.html
Publicado en el periódico La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria 04.02.2014
http://www.laprovincia.es/opinion/2014/02/04/vivimos-posibilidades/587750.html
Creo que muchos millones de
españoles hasta la fecha, hemos vivido a tenor de la educación y los medios que
nos dieron nuestros padres, jamás vi en mi entorno a nadie que en su forma de
vida, hiciera ostentación de lo que no tenía y afectara al resto, y si eso
ocurría, las repercusiones de forma individualizada tenían consecuencias a
alguien en concreto, no a una colectividad.
Se nos enseñó a valorar el
trabajo, la honestidad, la responsabilidad, el cumplimiento del deber, a rendir
cuentas cuando finalizábamos una acción y
otros valores que se relacionaban con el mantenimiento de los pilares de
una sociedad dentro de un sistema productivo, organizado en la aspiración hacia
el Estado del Bienestar, y a que ya desde pequeño la sociedad tenía una
estructura y todos formábamos parte de ese engranaje, sabíamos dónde estábamos,
qué hacer para superarnos personal y laboralmente y cuáles eran nuestros
límites, nos daba una seguridad de movimiento.
De repente en muy poco
espacio de tiempo, se produce una convulsión en todos los sectores de la
sociedad a raíz de una crisis económica propiciada por la banca, financieras,
inmobiliarias y constructoras especuladoras, políticos ineptos y corruptos, que
no supieron o no quisieron actuar de forma correcta en el momento adecuado, y
ahora estamos en una situación lamentable, en donde lo más bonito que se puede
decir es “virgencita, virgencita déjame
como estoy”, porque la desgracia del desahucio, el desempleo o la
disminución del salario, también puede tocar a tu puerta. Hemos llegado casi a
perder la dignidad por mantenernos como estábamos, porque los derechos y
mejoras sociales que antes teníamos se han quitado de un plumazo.
La educación que yo recibí y
la de muchos millones de españoles no estaba orientada para pedir que se
hicieran aeropuertos millonarios para estar cerrados, auditorios impresionantes
realizados por arquitectos de renombre mundial que se caen, campeonatos de
fórmula 1 o copas del mundo de vela ruinosas, proyectos costosísimos para
perforar montañas sin sentido, ni palacios de congresos que son poco rentables
por su escaso uso, tampoco pedimos exposiciones universales deficitarias,
trenes de última generación carísimos y un largo etcétera, y en medio de todo
ello, si veíamos como los que estaban próximos al poder, se llenaban los
bolsillos y hacían grandes fortunas gracias a favores y regalos.
Pero la educación que
recibimos, si pedía que mantuviéramos una sanidad universal en condiciones y
sin restricciones, que nuestras familias y cualquier persona, pudiera ser
atendida por personal cualificado y que
se le dispensara las medicinas sin contraprestaciones, que no tuvieran que
esperar una eternidad para ser operado o visto por un especialista.
También nos inculcaba
nuestra educación que el aprendizaje de todos los alumnos fuera evolucionando
progresivamente hacia una excelencia educativa, atendiendo a todos de forma
personalizada, pero en particular, a aquellos que tienen más dificultad para
alcanzar los objetivos. Nos enseñaron que los niños debían tener una infancia
feliz.
Hicieron hincapié en enseñarnos,
que las personas con minusvalías fueran atendidas con la dignidad que se
merecen, que no se les estuvieran escatimando los medios, ni las personas
necesarias, porque iría en detrimento de su calidad de vida.
Es muy triste ver en lo que
nos quieren convertir, después de haber pasado tanto a lo largo de estos años,
ahora resulta que nos venden, que el asalariado tiene que apechugar con lo que
venga, que si queremos que el país progrese, debemos hacernos autónomos, emprendedores
y empresarios, que tenemos que
reinventarnos, que todo lo que habíamos hecho no sirve para nada, puesto que
vivimos en un mundo globalizado, ahora hay que cambiar el chip, todos los nuevos
puestos de trabajo son derivados de lo que se hace en el mundo anglosajón, ya
no sabemos crear una especialización y estas, son tan concretas, que ahora no
sabes cómo afrontarlas.
Se han empeñado en sacarnos
de nuestro ámbito local, porque ahora tenemos que deslocalizarnos por la
globalización que nos está tocando vivir, hasta miembros de gobierno
recomiendan que busquemos trabajo fuera de España, porque aquí está muy complicado,
nadie tiene asegurado su puesto de trabajo por indicación de la OCDE y de la
UE, que han sido las que han pedido que se modifiquen las legislaciones para
llegar a este punto, a través de los gurús que nos marcan las pautas de
nuestras vidas. ¿Dónde están aquellas luchas sociales que reivindicaban mejorar
las condiciones del ser humano?
Ahora nos dicen que esto no
es una crisis, que responde más a un cambio de ciclo histórico, que estamos
viviendo un cambio radical, como lo fue en su momento la Revolución Industrial
en el siglo XVIII o el Neolítico con la agricultura y que tendremos que
adaptarnos a los nuevos tiempos. Nos dicen que entramos en una nueva era, donde
el conocimiento y la información tendrán más trascendencia que la fuerza física
y la capacidad productiva.
Hay quien dice que la
felicidad se define, en algo tan sencillo como la ausencia de miedos, pero ¿quién
no tiene miedo de algo en el momento actual?, miedo por el futuro de nuestros
hijos, miedo por ver como se derrumba todo alrededor, miedo por ver como el
entorno se deteriora y nadie hace nada. ¿Qué felicidad podremos alcanzar?
En medio de todo este caos,
que los docentes y las familias intenten inculcar a los jóvenes en estos
momentos tan difíciles, la importancia de poseer unos estudios y una
cualificación para tener garantizado un puesto de trabajo, es muy complicado,
sobre todo, cuando diariamente te están
bombardeando con datos y declaraciones de lo mal que está todo, y que tendrá
que pasar más de una década para que la situación laboral mejore, lo triste es
que ya solo se habla de mejoras laborales, parece que nos hemos olvidado de
cara al futuro del resto de las mejoras en nuestra sociedad.
Pero la realidad es que en medio
de todo esto, el que no esté preparado, no conseguirá alcanzar las metas que se
proponga. Ojalá volvamos a soñar que la sociedad precise además de científicos,
matemáticos, ingenieros, arquitectos, economistas, etc., también necesitemos de
filósofos, músicos, diseñadores, artistas, literatos, historiadores, filólogos,
biólogos, maestros, etc.
Para terminar, yo,
sinceramente, insisto en que la mayoría silenciosa, no vivimos por encima de nuestras
posibilidades, como dicen ahora los políticos y contertulios en distintos
medios de comunicación, para encontrarnos hoy donde estamos.
*Asesor-Gestor
Educativo.
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